MI INOLVIDABLE GUANCHO ESCAÑO

Ultima Actualización: domingo, 04 de diciembre de 2011. Por: José Escaño

A cuarentiocho años de su desaparición física, a causa de su caída en combate por los intereses de su patria, recordamos y nos sentimos orgullosos de nuestro inolvidable tío Guancho Escaño (3-12-1963)

Con tan solo 32 años de edad, comenzando a vivir la vida, tomo una decisión que solo los hombres de temple, decimos hombres de fortaleza, valiente, dotado de serenidad para afrontar dificultades y riesgos se dedican como tal lo hizo Guancho Escaño a luchar por la soberanía y el respeto a la Constitucionalidad de su Patria, aunque para muchos equivocados Guancho fue un pendejo.

 

La decisión aceptada tomada por nuestro tío, nació por él sentirse comprometido con la Patria, era para él una tarea con la cual tenia que cumplir, siempre con la frente en alto, poniendo en practica  el lema ´´ Vencer o Morir´´.

 

Que grandioso fue Guancho y como nos sentimos orgulloso de él; fue el héroe de los campos de batallas y nosotros los que nos consideremos fieles y auténticos dominicanos, nacidos en la tierra que también vio nacer a Duarte y a Luperón tenemos el compromiso de emular a Guancho, no ya en el fragor del combate por la soberanía, sino en el campo de batalla de la educación y del servicio a los demás en comunión sagrada con la comunidad en donde desenvolvemos nuestras actividades.

 

Fue Guancho Escaño, el tipo del héroe perfecto, del héroe sin lunares, sin sombra, sin errores. Su figura en contraste con la de otros mal llamados ´´revolucionarios´´ sin decisiones que tomar a favor de la Patria, aquellos que a la hora de la verdad, un 28 de noviembre de 1963 recularon al ver llegar el momento de dar marcha a las Escarpadas Montañas de Quisqueya, pero en la actualidad se hacen llamar héroes,  ex combatientes y revolucionarios, pero, de que y donde?

 

Tío Guancho, si usted estuviera aquí con nosotros vería a cada momento la inercia, la terquedad, la hostilidad, la resistencia de amigos y no amigos, oponer mil pretextos, dudas, intereses, sospechas, incredulidades, en fin, un cumulo tal de obstáculos que para removerlos seria preciso prescindir de toda ley y en su lugar establecer un ejercito y una guillotina. Y ni así obtendríamos un resultado completo, porque aunque anuláramos la hostilidad, quedaría la inercia y esta, es en política más perniciosa que aquella.