Acompañar es un arte

Ultima Actualización: viernes, 30 de agosto de 2024. Por: Maria Cristina Gonzales


El acompañamiento no es una tarea que se puede improvisar por eso es un arte saber hacer y saber ser. Esta vocación es una tarea compleja, requiere aprendizaje continuo e implica conocer el corazón humano. Todo acompañamiento es concreto y hay que saber cómo acompañar en ocasiones vitales, para eso se imparten cursos específicos en lo deportivo, espiritual, personal, intelectual, tutorial o familiar esos cursos son rigurosos y enseñan herramientas sobre prácticas austeras para que los involucrados puedan encausar sus vidas.

En mi experiencia personal he tenido el privilegio de ser acompañada y acompañar humanos en procesos dolorosos, complejos y de gran conmoción emocional causados por acontecimientos inesperados y perdidas irreparables como la muerte de un ser querido o una ruptura amorosa.

El aprendizaje es que para recibir apoyo no se requiere otra cosa más importante que relacionarse con almas de buen corazón. He recibido el abrazo de personas con conocimientos básicos, otras que no saben ni un ápice de conducta humana, que no han obtenido un curso alto escolar y mucho menos han estado en un aula de grado y son humanos solidarios, discretos y compasivos su gran aporte es que son humanos que trascienden.

Las personas que aprenden el arte de acompañar no desean cambiar nada, no juzgan, no cuestionan, no preguntan, solamente se acercan y permanecen a tu lado sin emitir palabras aportando su presencia y compañía, sin reparar en otra cosa más que hacernos sentir que no estamos solos.

Dicen que estando rotos somos una obra de arte para quienes nos miran con el corazón, practiquemos este arte, sin desear invalidar las emociones de aquellos a quienes elegimos acompañar. Acompañar es un arte

El acompañamiento no es una tarea que se puede improvisar por eso es un arte saber hacer y saber ser. Esta vocación es una tarea compleja, requiere aprendizaje continuo e implica conocer el corazón humano. Todo acompañamiento es concreto y hay que saber cómo acompañar en ocasiones vitales, para eso se imparten cursos específicos en lo deportivo, espiritual, personal, intelectual, tutorial o familiar esos cursos son rigurosos y enseñan herramientas sobre prácticas austeras para que los involucrados puedan encausar sus vidas.

En mi experiencia personal he tenido el privilegio de ser acompañada y acompañar humanos en procesos dolorosos, complejos y de gran conmoción emocional causados por acontecimientos inesperados y perdidas irreparables como la muerte de un ser querido o una ruptura amorosa.

El aprendizaje es que para recibir apoyo no se requiere otra cosa más importante que relacionarse con almas de buen corazón. He recibido el abrazo de personas con conocimientos básicos, otras que no saben ni un ápice de conducta humana, que no han obtenido un curso alto escolar y mucho menos han estado en un aula de grado y son humanos solidarios, discretos y compasivos su gran aporte es que son humanos que trascienden.

Las personas que aprenden el arte de acompañar no desean cambiar nada, no juzgan, no cuestionan, no preguntan, solamente se acercan y permanecen a tu lado sin emitir palabras aportando su presencia y compañía, sin reparar en otra cosa más que hacernos sentir que no estamos solos.

Dicen que estando rotos somos una obra de arte para quienes nos miran con el corazón, practiquemos este arte, sin desear invalidar las emociones de aquellos a quienes elegimos acompañar.