Sustantivo que se refiere a la falta de habilidad, competencia o eficacia para realizar una tarea o cumplir con responsabilidades. En el contexto de la política, la ineptitud puede manifestarse en varias formas, como la incapacidad para tomar decisiones informadas, la mala gestión de recursos, la falta de visión estratégica o la incompetencia en la ejecución de políticas públicas.
El propósito de este artículo es puntualizar la ineptitud identificando sus causas y consecuencias y que tal vez debería ser un tema de discusión en República Dominicana al momento de selección y contratación del personal, obras o servicios por las características propias por el costo que representa y que puede tener consecuencias negativas significativas, ya que las decisiones y acciones de los líderes políticos y funcionarios afectan directamente el bienestar de la sociedad puede llevar a problemas como la corrupción, el estancamiento económico, la falta de servicios públicos de calidad y la pérdida de confianza en las instituciones gubernamentales.
Esto se hace más complejo por el método de nombramientos masivos a las distintas instituciones públicas para ocupar los distintos puestos de trabajo, contratos grado a grado etc.
Todavía los dominicanos no tenemos la cultura del tamiz y la ojeriza para obligar al estado y sus funcionarios a garantizar el funcionamiento de las instituciones públicas y que los usuarios reciban el trato adecuado y servicio eficaz.
Un tema sensible y recurrente para todos los dominicanos es el costo del servicio eléctrico, y las molestosas interrupciones del servicio por diferentes motivos y mejores excusas.
Un país donde los recursos no se dilapiden, se cuiden y mantengan las infraestructuras siempre será un desafío, para el sistema político, porque hasta ahora la práctica siempre ha sido que la dirección de instituciones es un feudo y manejo de presupuesto muchas veces a discreción de quienes las dirigen.