También parece estar relacionado con la vieja tendencia del perro a cavar su propio refugio o madriguera, generalmente para protegerse en las noches frías.
Por una parte, el perro trata así de confirmar que no le ronda ningún peligro; por otra, el giro podría servirle para comodarse mejor en el terreno hacer más confortable el espacio que va a ocupar y marcarlo antes otros miembros de la manada.
También, si persiste de manera obsesiva, puede interpretarse como una manifestación de ansiedad.