En estos países como dijo un pensador, esperamos que alguien muera para entonces reconocerle los méritos que tuvo en vida. Siempre he sostenido que La Vega es un pueblo “macondiano”; se aplaude a quien le hace daño y pisotea a quien lo favorece.
El Maestro José Lantigua Cruz "Bule" no es un improvisado, porque desde niño lo único que ha sabido hacer es CREAR. Hacer arte ha sido su pasión desde que tuvo uso de razón, y a estas alturas parece que muy pocos nos hemos dado cuenta. Dentro de lo “macondiano” de este pueblo nos encontramos con que se quiere vivir situados en el pasado y rememorando las glorias de antaño y nos olvidamos de lo que tenemos en la cara. Es egresado meritorio de la Escuela de Bellas Artes, ha sido premiado en diversos concursos nacionales incluyendo el concurso de E. León Jimenes. Ha representado al país y La Vega en el exterior, recibiendo múltiples reconocimientos.
Es muy bueno hablar de nuestros primeros artistas visuales, como Enrique García Godoy, Darío Suro, Bolívar Berrido, María Lora, Violeta Espaillat, Elías Delgado, Julio Susana, Carlos Lora Álvarez, Pío Espínola, entre otros, y hacer derroches de alabanzas a lo que fue, a lo que ya pasó, mientras el presente no se toma en cuenta, talvez esperando que de nuevo sea otro ayer.
50 años puede ser que no signifiquen nada, pero sí, es medio siglo dedicado de lleno a las Bellas Artes. Bule hace de todo y lo hace bien. Es escultor, quizás el único que tenemos activo trabajando diversas técnicas y materiales innovadores. Pero en la Pintura ha hecho una obra inmensa, que descansa en sus depósitos esperando el momento de que alguien la adquiera y la valore como lo que es. También en la Pintura y el Dibujo, Bule ha sido un innovador y experimentador apasionado. Todo lo hace con amor y pasión, y a veces uno cree que no quiere desprenderse de su obra, porque como creador también sé que uno ama lo creado como un padre ama a sus hijos. El dinerito que se recibe como compensación por la obra nunca es suficiente para el valor artístico o estético que la misma posee. Y es que aunque la obra se vaya a cualquier confín del mundo, su creador es siempre su autor y legalmente se le reconoce ese mérito que nadie puede arrebatarle.
El pueblo de La Vega conoció de la infamia que se tejió en su contra para desalojarlo del local de la parte baja del Casino. Ahí había desarrollado un grandioso proyecto, tenía su Galería, Taller, y un salón donde se efectuaban presentaciones artísticas ligadas al teatro y al ballet. Ahí tenía su Escuela donde transmitía a las nuevas generaciones las disciplinas artísticas.
Desalojado de allí hizo un sacrificio y adquirió un local propio, el cual comenzó a remodelar en la calle P. Billini a esq. Mella, para darle continuidad a su magisterio con los jóvenes. Pero vino el Covid-19 y desde hace ya un año, no recibe un solo alumno, ni un solo turista, ni un solo cliente. Todos los días abre y se mantiene allí trabajando, produciendo obras, experimentando, buscando nuevas formas de expresión plástica. Es decir, que la adversidad no lo ha vencido y como quiera sigue adelante, ante la indolencia estatal que no subvenciona este tipo de escuelas, ni se interesa por el valor espiritual de la creación artística en la formación de la identidad de los pueblos. En la disciplina de los jóvenes, en el espacio que crea en la mente de los niños para hacerlos productivos y alejarlo de los vicios y la vagancia. Ninguno de estos beneficios que aporta un artista a la Sociedad les son reconocidos.
Quiero llamar la atención de la gente, para que después no vayan de hipócritas a ponerse adelante y a significar que lo quisieron mucho, que fueron sus amigos y a querer repartirse al pastel. NO. Bule vive y vivirá por muchos años, y seguirá creando hasta sus últimos días. Nunca han podido ni podrán ponerlo de limosnas. Bule quiere seguir trabajando y tener un alumnado para seguir formando a los niños y jóvenes, y una clientela para dar salida a su inmensa obra. 10.02.21