Casi se puede adivinar cuáles serán las posiciones y las demandas de la ONU y la OEA. Ya el gobierno de Haití habló. Es inaceptable la medida tomada por el presidente dominicano de apertura parcial de la frontera, como también dice es inaceptable la puesta en funcionamiento del canal de La Vigía.
Ninguna medida del gobierno dominicano dentro de sus atribuciones soberanas es aceptable para Haití. Pero, además, los organismos internacionales tampoco aceptan las decisiones soberanas del gobierno dominicano y le retuercen el brazo y lo obligan a “hacer lo que diga Haití”.
¿Por qué el gobierno haitiano no acepta la apertura parcial? Por lo de siempre, “Haití lo quiere todo o nada”, y de una manera u otra lo logran, pues sus aliados son muy poderosos, tanto los traidores internos como los externos. Todo cuanto haga el gobierno dominicano dentro de su ejercicio soberano será considerado una ofensa inaceptable para Haití. Haití siempre provoca y provoca, y nunca se tranquiliza hasta no ver la sangre correr. Pero los dominicanos no estamos locos para responderles, para caer en su maldita trampa. El día que eso ocurra, sería el último día de existencia de la República Dominicana. Todo el mundo nos caería encima.
La ONU no ha intervenido a RD para imponer los campamentos fronterizos, pese a las presiones que les hacen la mal llamada Comisión Internacional de los Derechos Humanos y la ACNUR, de pura casualidad. Pero sepamos que hasta ese extremo han llegado esos dos organismos, porque el plan es borrarnos del mapa a nosotros para salvar a Haití. No para salvarlo porque lo aman y quieren su bienestar, sino para quitarle el problema de sus refugiados a las potencias occidentales que no los quieren dentro de sus territorios. Y como la soga rompe por lo más débil, República Dominicana es un país donde ellos han financiado varias quintas columnas a cambio de unos buenos dólares que les pagan a sus ONG, para debilitar el sentimiento patriótico de los dominicanos, denunciar a sus héroes libertarios como asesinos y xenófobos, cosa tan horrorosa contra su propia patria, que se les debían llenar de nódulos cancerosos la lengua y las cuerdas vocales cuando tratan de borrar la historia del país, para favorecer a un pueblo de cultura tan extraña de la nuestra, para que sea quien nos gobierne.
Lamentamos la debilidad de nuestro presidente que ha respondido dando un salto hacia atrás, cediendo a las presiones de los poderosos comerciantes locales, para echar por tierras su primera decisión de mantener el cierre total hasta tanto Haití detuviera la construcción del Canal. Si no hubiera cedido a esas presiones, anunciando lo que hará a partir de mañana miércoles, los jefes haitianos no estuvieran dando esas declaraciones tan tremebundas. Entienden que han triunfado, que van ganando el pleito, y van a insistir hasta que nuestro gobierno complazca sus aspiraciones, muertos de la risa contra nosotros, disfrutando, no solo del agua de su canal ya en funcionamiento, sino de otros más que construirán, mientras de este lado tendremos que permanecer callados.