Son pocos por no exagerar y escribir nadie, de los que han detentado el poder municipal ni aspirante alguno a esa posición, que ha dado a conocer un Plan de Desarrollo de la ciudad. Al menos de manera pública.
Dentro de llámele sueño, quimeras o ilusión sobre la Puerto Plata que Queremos, se encuentra el saneamiento de las cañadas y playas.
Varias son las cañadas o riachuelos que cruzan de Sur a Norte nuestra ciudad.
Años atrás cuando todavía no contábamos con buen número de urbanizaciones y barriadas en la zona sur, algunas de esas cañadas estaban debidamente saneadas, encachadas y limpias.
De Este a Oeste podemos enumerar algunas de las cañadas que serpentean buena parte de nuestro territorio citadino.
La cañada que cruza por Bello Costero y sale en Playa Long Beach, que es un verdadero desastre por todo lo que arrastra.
Una que cruza por Torre Alta, Urb. Atlántica y desemboca en el litoral del malecón.
Otra que a su paso visita Los Reyes, Cambelém y el Arenazo.
Existe un riachuelo que cruza Mirador Sur y Ensanche Miramar…otra cañada por La Yaguita, cruza la Ave. Manolo T. Justo, pasa por Mono Mojao (El mono se mojó allí), la Beller, Prof. Juan Bosch –aquí recientemente los Bomberos trabajaron arduamente para destapar una alcantarilla-
Otra cañada cruza por el viejo Club Gustavo Behall y que a veces presenta problemas en la calle Emilio Prudhome y Ulises Fco. Espaillat. Es la que sale al mar frente a la Logia Masónica.
Existe una cañada que viene desde lejos. Cruza parte de Padre Las Casas, Los Sufridos, Colinas del Sur, Los Cueto, Ens. Eduardo Brito, 30 de Marzo, Las Cañitas y desemboca entre los dos muelles.
Una que ofrece muchos problemas y que saluda a su paso, al Ens. Dubocq (Los Callejones) y sale al mar, a escasos metros del llamado muelle nuevo.
Otra y creemos en ese orden es la última, viene desde Los Domínguez, besa la tierra de Villa Progreso, Las Flores, Urb. Gral Gregorio Luperón y se une en extraño matrimonio con el Río San Marcos.
Todas depositan gran cantidad de troncos, palos, basura, plásticos y las temidas aguas negras o residuales en nuestras playas.
Cañadas donde años atrás los muchachos nos bañábamos en diferentes pozas. Y se pescaban “pimpotes”. Ahora se encuentran otras clases extrañas de pimpotes y no es debido a mutación alguna.
¿Tal situación permanecerá sin llamar la atención y ofrecer respuestas efectivas de las autoridades que tienen que realizar esos trabajos de saneamiento y adecuación de las mismas?
Continuará.
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