Millares de personas se congregaron en la ribera de dicho río desde temprana horas, para observar y participar  del  espectáculo de estos fuegos artificiales que desde 1958 lleva a cabo la empresa Macy’s, en ocasión de los actos de la Independencia norteamericana el 4 de julio de 1776.

Esta tradición  que se lleva a cabo en el lado  Oriental del río a partir Hudson data de  1976, en esa ocasión la empresa  “Mac” hizo estallar  más de 40 mil esqueletos que llenó el cielo de múltiples colores, a razón de mil 500 por minutos.

Además, fuegos artificiales que alcanzaron alturas de mil pies en el aire, en un tiempo aproximado 9 minutos y 20 segundos.

La presentación de esta gran exhibición de fuegos artificiales se hizo en seis apartadas barcazas que estuvieron posicionadas entre las calles 24 hasta la 50 en el río Hudson.

Este año la empresa Macy aumentó el número de esqueletos, previendo la visibilidad más grande de la exposición para millones de espectadores.

Estos fuegos artificiales de colores "dorados de milla", de marca registrada, lograron expandirse con sus chispas a varias milla a través del río, formando de esta manera un “chispear vistoso cual arcoíris en el firmamento con los colores rojo y verde.

En esta ocasión se tomó como lema "armonía norteamericana 2010”, este espectáculo de fuegos artificiales, incluso las mejores vistas estuvieron de la zona del Oeste de Manhattan entre las calles 23 y 59, así como otros lugares que eligieron los espectadores por el puerto de New Jersey.

El  público, indudablemente que gozó de un bello espectáculo, incluso muchas personas se las ingeniaron para disfrutar del placer que le dieron estos de los fuegos artificiales.

No fue casualidad observar sillas o  cobijas esparcidas por  doquier, mientras estuvieron al alcance de quienes llegaron al lugar diversos medios que les permitieron disfrutar del inicio de este gran espectáculo, entre ellos, servicio de agua, alimento, iPods, y  un dispositivo de control de seguridad.

Las familias testigos de este festival de fuegos artificiales regresaron  a casa llenas de alegria, entusiasmo, colorido, porque fueron parte del patriotismo norteamericano encarnado en 1776 con la Independencia de los Estados Unidos.