En medio de un charco de sangre falleció al instante. Su rostro quedó irreconocible. El joven de apenas 17 años iba, como dicen en el argot llano, calibrando. Un grupo de jóvenes motociclistas ha convertido la recta que comienza frente al Seminario Menor de Montellano en una pista para competencias.
Detienen el tránsito a cada rato para acomodarse y lanzar sus apuestas desde ahí. Conducen de manera alocada desde el seminario hasta el semáforo que está en la entrada principal de Montellano, una distancia de aproximadamente ochocientos o mil metros. El que llega primero gana y no solamente orgullo, también dinero. Las apuestas son altas.
Ese día, dicen los que vieron, que el motociclista de 17 años estaba solo. Probaba unos arreglos que le había mandado a hacer a su destartalada motocicleta. Destartalada no sería el término apropiado, más bien podría decirse que estaba desvencijada porque era nueva, pero la moda imperante había hecho que el joven le quitara algunos aditamentos para “actualizarla”.
Una señora que iba para su trabajo conduciendo en una Hyundai Tucson desde Puerto Plata hacia Sosúa, logró posicionarse justamente en el lugar y la hora perfecta para que ese menor de edad se le estrellara de frente. El motociclista, conduciendo en una sola rueda, perdió el control y se abalanzó hacia el vehículo de la señora, impactándola con la máquina del motor en el la parte frontal de la Hyundai. Al caer, falleció.
Quienes vieron dicen tenía horas calibrando en ese lugar.
La señora ahora está envuelta en un proceso judicial que le puede consumir años. Usted sale a la calle y en apenas 10 ó 15 minutos tiene cuatro o cinco eventos cercanos con motocicletas. Sus usuarios no portan licencia, seguro, casco; ¡nada! y hay muchos menores.
La gente no sabe lo importante que es documentar un accidente. Tomar fotografías, pedir el número de teléfono de las personas que vieron la colisión, los que lo presenciaron, fijarse si en el lugar hay cámaras de video. Muchos conductores desconocen la importancia que tiene establecer la forma en cómo sucedieron los hechos para fines ulteriores.
Si usted tiene una colisión y no está herido, trate de tomar fotos, videos, pedirle números de teléfonos a los presentes. Es difícil pensar con cabeza fría en momentos así, sin embargo, hacerlo podría ahorrarle años de disputas, pérdida de tiempo y dinero.
Aproveche ahora para revisar su póliza, los límites que tiene en cobertura de Responsabilidad Civil. En caso de no tener una póliza de exceso -lo que comúnmente le denominan “sombrilla”-, adquiérala. Son sumamente baratas y pueden ahorrarle muchos dolores de cabeza. Son tan baratas que con lo que cuestan una de tres millones por todo un año, no cena usted en un restaurant un día cualquiera. Hágalo y me recordará.
El autor es abogado en ejercicio
Socio fundador de Consultores Canela, Abogados
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