Si las autoridades mantienen los ojos cerrados ante el creciente desorden en el tránsito de Puerto Plata, los accidentes y las muertes de personas inocentes seguirán multiplicándose.

La situación es alarmante: cada domingo en la tarde y primeras horas de la noche, el malecón de Puerto Plata se convierte en un verdadero pandemonio. Conductores de todo tipo de vehículos especialmente motociclistas circulan sin control, cometiendo imprudencias que ponen en riesgo la vida de todos.

Lo que antes fue un espacio de esparcimiento familiar, hoy es sinónimo de peligro. A partir de las 4:00 de la tarde, la vía se transforma en tierra de nadie, dominada por la imprudencia y la embriaguez al volante.

Los tribunales dan cuenta de la magnitud del problema: abundan los procesos judiciales relacionados con el tránsito, protagonizados en su mayoría por motociclistas que circulan sin licencia, sin casco, sin seguro, sin matrícula e, incluso, siendo menores de edad. Lo más preocupante es que, en algunos casos, aun en esas condiciones, terminan recibiendo la razón.

¿Hacia dónde puede dirigirse una sociedad en la que las normas se ignoran y la autoridad brilla por su ausencia? La respuesta, tristemente, ya comienza a verse en las calles: caos, desorden y una peligrosa cultura de impunidad.