Las personas agrupadas en una comunidad dispersa denominada como LGBTQ+, no están de acuerdo en el hecho de que se les valore a partir de su identidad, preferencia o elección sexual, ignorando así los variados roles sociales e integrales de sus vidas, sus intereses y los aportes de que son capaces a favor de la sociedad.
El término utilizado por la indicada colectividad LGBTQ+, para canalizar su reclamo es: ‘La desexualización de la identidad’. Esto implica un procedimiento puesto a cargo de todo el resto de la sociedad mundial, consistente en suprimir o disminuir la carga sexual con la que se vincula a una identidad específica, ya sea en términos de género, orientación sexual o cualquier otro atributo personal. Este propósito aspira a posibilitar que los agrupados en la comunidad LGBTQ+ sean vistos, entendidos y aceptados más allá de los estereotipos o expectativas sexuales con los que frecuentemente se les identifica.
La comunidad LGBTQ+ exige algunos aspectos clave para la ‘desexualización de la identidad’, tales como:
-El reconocimiento individual, que consiste en reconocerles, de manera individual y social por sus habilidades, intereses y características únicas, en lugar de ser definidas o reducidas a su identidad sexual, respetando su dignidad, fomentando un trato justo y respetuoso hacia las personas, independientemente de su identidad de género u orientación o preferencia sexual, previniendo de esta manera la objetificación (considerar objeto a las personas) o la fetichización.
Minimizar los estereotipos que vinculan las identidades personales con conductas o roles sexuales particulares, indicando que no se debe considerar que alguien debe actuar de alguna forma debido a su orientación sexual o identidad de género. En este aspecto, sería apropiado que la congregación LGBTQ+ está en el deber de exigir a sus miembros que abandonen el comportamiento extravagante, ridículo, grotesco y hasta cómico, con el que exhiben su preferencia sexual. Sería un buen aporte, además que, para promover un entorno inclusivo entre todas las identidades, el heterodominio y los agrupados en la sigla LGTBQ+ aprecien el valor del respeto como una calle de doble vía, en la que la dimensión sexual sea determinada o restringida a la intimidad de cada cual.
¿Cómo podría llevarse a efecto un hipotético proceso de enseñanza y sensibilización para la heteronormatividad y la dispersa agrupación LGBTQ+? ¿Cómo justificar la aceptación de la variedad de identidades sociales y personales, tales como las raciales, religiosas y sexuales, en un entorno global en el que una parte (la hetero) cuenta con todo el control educativo, político, económico y mediático y la otra sólo puede exhibir cinco letras y el signo de más?
Desexualizar la identidad es un esfuerzo hacia una mayor comprensión y respeto por la diversidad humana, que debe empezar por los miembros desorganizados de la congregación LGBTQ+, que debe luchar para que sus miembros sean vistos sin los excesos que exhiben al airear su preferencia sexual, abandonando una actitud que aparenta más un constreñimiento a ser aceptados por la fuerza que un reclamo por un espacio en la sociedad.
Tolerancia, prudencia y respeto aseguran que las personas sean vistas en toda su complejidad y riqueza, y no solo a través del prisma de la sexualidad.