Por un diálogo sincero

Ultima Actualización: viernes, 12 de agosto de 2016. Por: Ramiro Francisco

Apelamos al diálogo franco y abierto.

Es posible que usted no sepa la inmensa alegría que sienteuna familia de Jimaní o cualquier provincia del país, cuando a la puerta de sucasa llega un vehículo a llevarle una caja o tanque lleno de comestibles ycuántas cosas, enviado por un familiar residente en los Estados Unidos u otropaís del mundo.

Tal vez usted no conozca el valor que tiene para una familiaque habita en cualquiera de nuestras barriadas, recibir un saco con 50 librasde arroz, un recipiente lleno de aceite comestible, dos pares de tenis ozapatos y unas cuantas piezas de vestir enviadas desde los “nuevayores” por unpariente cercano.

Cuando nos acerquemos para entender estas cosas “pequeñas,superfluas y sin valor alguno” como han señalado algunos “expertos en aduanas”entonces, y solo entonces, vamos e entender las luchas y protestas realizadasen nuestro país y en Nueva York (en esta ciudad también se hizo) por trabajadores,familias enteras y dueños de empresas consolidadoras (mudanceras) contradisposiciones dadas a conocer por la Dirección General de Aduanas.

¡Si esta entidad gubernamental desea hacer más eficiente sugestión de cobros, correcto!

No obstante, se nota como una cacería de brujas porInquisidores modernos contra lo enviado a familiares residentes en el país, pordominicanos desde los Estados Unidos.

Apelamos al diálogo franco y abierto.