He sustentado por años el argumento de que el Banco de
Reservas debe ser un ente de equilibrio en la banca dominicana. Ante la
competencia enérgica y sin cuartel que sostiene la banca privada, debe ser una
institución defensora de los intereses de la gente.
Cuando escribo “ente de equilibrio”, me refiero a que debe
contribuir para que el comercio y la industria se financien a tasas de interés
ligeramente por debajo del mercado, con la finalidad de presionar a los demás
sub-sectores.
Pero no; tiene con la banca privada una especie de
competencia grosera en la que pugna por obtener mayor beneficio cada año. Es
como si ese banco fuese la DGII, un ente recaudador. ¿Cuál es el afán de ganar
tanto dinero en detrimento de la salud de las economías de los sectores
productivos?
¿Será inflar el ego del administrador de turno, en el
sentido de que puso la institución a ganar más que el anterior administrador?
Últimamente la gente está con el grito al cielo porque le
han subido 5 y hasta 7 puntos a la tasa de interés de los préstamos de un solo
tirón. Uno entiende que el abrupto
deslizamiento de la tasa de cambio de días pasados, puso a las autoridades
sobre aviso, pero también que el aumento es demasiado alto.
El banco de los dominicanos no es, porque si lo fuera, sería
más benigno y menos oneroso.