Bonanza Económica: Espina Dorsal del Progreso en Sosúa

Ultima Actualización: viernes, 31 de enero de 2025. Por: Aridio Perdomo

SOSÚA, Puerto Plata.- La bonanza económica producto de las actividades turísticas constituye la “espina dorsal del dinamismo de progreso” que manifiesta este municipio, ubicado en la zona sureste de la provincia de Puerto Plata.

Pese a esta bonanza, en Sosúa persisten problemas que frenan el desarrollo social de esta comunidad, situada a unos 30 kilómetros del casco urbano del municipio cabecera, San Felipe de Puerto Plata.

Las inversiones en proyectos inmobiliarios por parte de empresarios nacionales y extranjeros se convierten en una constante en Sosúa, constituyendo esta dinámica en el motor que impulsa este desarrollo.

En este municipio turístico existen nuevas inversiones en la construcción de hoteles, urbanizaciones, apartamentos, viviendas y apartahoteles, según dijeron promotores turísticos, quienes hicieron la salvedad de que “nos hemos convertido en fuente de empleos para nuestros ciudadanos”.

Sin embargo, las autoridades oficiales, incluyendo al alcalde de este municipio, Wilfredo Olivence (El Chamo), dirigentes comunitarios, representantes del sector hotelero turístico y de la sociedad civil, opinaron en torno a estos problemas sociales que deben ser resueltos por el oficialismo para que se afiance el progreso y desarrollo de Sosúa.

Problemas

El tema de la prostitución que se desarrolla a diario en el sector El Batey es el principal problema que afecta a esta comunidad turística.

Andrés Salazar, un profesor de escuela pública, dijo que las jóvenes hijas de matrimonios “no pueden salir a caminar por nuestras calles porque fácilmente las autoridades policiales de turismo las confunden con aquellas que ejercen la prostitución con extranjeros y que se visten de manera indecorosa”.

Salazar sostuvo que en ocasiones “nuestras hijas deben visitar el enclave de Cabarete para poder divertirse, ya que las calles están llenas de trabajadoras sexuales”.

Otros exponentes mencionaron el precario servicio de agua potable, las malas condiciones de las carreteras de acceso y salida a Sosúa, los constantes taponamientos de vehículos y motores que circulan a diario en este destino, calles totalmente destruidas por la falta de asfalto y muertes por accidentes de tránsito debido a la falta de educación de choferes y motoristas que no respetan las leyes de tránsito.

El alcalde Olivence enumeró, por medio de una nota informativa autorizada, cuáles son las obras que el cabildo de Sosúa necesita que el gobierno resuelva de inmediato.

Citó entre ellas el asfaltado de las carreteras en malas condiciones; las calles que se encuentran en estado precario en este municipio, lo que dificulta la circulación de vehículos y pone en riesgo la seguridad ciudadana; la reubicación del actual e improvisado vertedero municipal, el cual representa un grave problema ambiental, ya que pone en peligro la salud pública y afecta la visual de la belleza natural de la zona.

Además, pidió resolver el sistema de desagüe pluvial de Sosúa, ya que está obsoleto y no da abasto en tiempo de lluvia, lo que provoca inundaciones y afecta con sus daños a las familias que poseen viviendas en su entorno. También solicitó la intervención del Ministerio de Obras Públicas en la carretera principal que conecta este municipio con otras comunidades, debido a desniveles en su pavimento, lo que constituye un peligro para los conductores, y la construcción de una vía alterna para evitar los tapones de vehículos y motores cuando se desplazan para transportar a la población, incluyendo estudiantes y empresarios, a sus centros educativos y empresas.

Historia

Sosúa, centro turístico de la costa norte, es conocido en el mundo por su playa de agua tranquila de un azul turquesa.

Este balneario de agua salada está localizado entre los sectores El Batey y San Antonio (Los Charamicos).

Este enclave se caracteriza por tener una activa vida nocturna.

En su territorio está enclavado el Museo Judío, que recuerda la historia de los colonos hebreos que en el año 1940 fueron autorizados por el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo Molina a asentarse en calidad de exiliados en estas tierras, luego de huir de la amenaza nazi en Europa.