Con frecuencia escuchamos hablar de la Solidaridad y la asumimos como la acción de dar algo material pero filosóficamente es más que eso, es acompañar, asistir, estar al lado de los demás en momentos especiales, buscar soluciones en equipo a causas comunes, en fin poner en práctica la empatía.
Ser empáticos nos permite desarrollarnos como mejores seres humanos, ya que somos capaces de esforzarnos para entender a nuestros semejantes y sus circunstancias, ese proceso se inicia en el entorno de las familias.
Dicen algunos teóricos que la solidaridad se inició como una forma de las colectividades unirse para dar soluciones a algunas necesidades que tenían en común en los niveles pobres y, en las sociedades desarrolladas, organizadas y muy especializadas, como una forma de suplir a los diferentes sectores que la misma especialización, los cohibía de acceder a algunas soluciones por sí mismos.
De la Solidaridad surgieron soluciones colectivas como son: cooperativas, las reales organizaciones no lucrativas, los hospitales, patronatos de la salud, Cruz Roja, Defensa Civil, Asociaciones de Ahorros y Préstamos, Asociaciones de Comerciantes, Proyectos Agrarios, en nuestro país la Reforma Agraria, entre otros.
Como un ejemplo práctico de Solidaridad podemos citar en nuestros campos originarios, porque ya los de nuestros días están conformados por personas que han ido llegando de diferentes lugares, muchos corriendo a sus propias miserias; los reales campesinos solían hacer juntas para: labrar la tierra, sembrar y recoger las cosechas donde todos eran beneficiados; acondicionar los Caminos Vecinales cuando estaban en mal estado sobre todo en invierno, qué decir de las famosas literas cuando alguien se enfermaba o una mujer iba a dar a luz y se le complicaba a la "partera".
Quiero resaltar que uno de los actos de mayor solidaridad y entrega era el de esas señoras que recibían el mote de "Parteras o Comadronas" a las que todos en los campos las llamábamos "mamá", en mi caso "Mamá Taguí" por ser su nombre Altagracia; esas mujeres desde el instante en que les informaban del estado de preparto de las parturientas estaban atentas hasta concluir felizmente el proceso, con el nacimiento de la criatura.
De igual manera en nuestros barrios, que estaban habitados por personas de grandes valores positivos, que por razones de trabajo o de búsqueda de "mejor nivel vida" para ellos y los suyos además, personas que por la misma razón se desplazaban desde otros pueblos y hasta países, unificaban esfuerzos para adecuar y mejorar su entorno.
Si comparamos nuestros antiguos campos y sectores populares con los que hoy tenemos debemos decir que el mismo origen y la pérdida de los buenos valores nos ha hecho involucionar.
No tengo dudas de que la solidaridad de mayor calidad que deberíamos proporcionar a cualquier sociedad es la educación en buenos valores la que tiene que ser iniciada en las familias y, eso obligaría a las instituciones del Estado a seguir el mismo Norte.
Si queremos iniciar un verdadero camino evolutivo hacia una mejor sociedad, debemos centrar la verdadera solidaridad en el seno de nuestras familias, motivando con ello el apoyo y ejemplo de buenos valores impulsados desde el mismo entorno de la Administración del Estado.
Este es mi mensaje solidario en esta Navidad 2024, gracias por siempre estar.