En nuestro país ha sido cultura a través del tiempo, que sin importar la parcela política que representáramos, cuando se presentaban situaciones que conspiraban contra el Interés Nacional los ciudadanos cerraban fila en torno a las autoridades que les correspondiera dar el frente para combatir la situación; hoy, con el conflicto generado en la frontera Domínico-Haitiana por la defensa de nuestro ecosistema aparentemente ha pesado más el interés particular Económico-Político, que el patriotismo.
Este tipo de acciones debemos observarlas con mucho detenimiento ya que quienes están en contra de las acciones puestas en marcha por las autoridades actuales, no son desconocedores del delicado tema histórico entre ambos países que comparten la misma isla.
Si alguien me preguntara que con cuáles acciones podemos comparar las posiciones asumidas por algunos legisladores de República Dominicana respecto a las diferencias con las autoridades haitianas por el desvío de las aguas del Río Dajabón (Masacre), sin lugar a dudas respondería que: con las traiciones a la Patria de "Pedro Santana y Buenaventura Báez".
Entiendo que el Interés Nacional, en el sentido lógico debe estar por encima de cualquier proceso electoral que asigna poderes pasajeros, más el sentir patrio es imperecedero para los verdaderos y comprometidos ciudadanos.
Me apena escuchar en boca de algunos políticos irresponsables con posiciones de legisladores inclusive, que hay que abrir la frontera lo antes posible porque ese cierre está perjudicando el comercio entre ambas naciones; como si alimentar al contrario fuera más importante que buscar soluciones definitivas a una situación de irrespeto a nuestro país y que además, no es nueva.
Bajo ningún concepto los buenos dominicanos debemos pensar que el radio de acción que al respecto tomen las autoridades coyunturales de este momento pueden perjudicarles o beneficiarles en particular en el término político, dependiendo de los resultados obtenidos; este es un tema-país y como tal, debe ser tratado con nivel de Estado.
Lo que deben hacer los que tanto les duele el pueblo haitiano en este momento electorero es, quitarse las máscaras y decirle al pueblo llano, que probablemente es el que más dificultades tiene para digerir el sentido político interesado con el que se está manejando este tema, al punto de hacer el ridículo de interpelar al Ministro de Política Exterior de nuestra Nación; cuál es el real sentido de oponerse con tanta fiereza a las acciones encaminadas por el Gobierno de nuestro país en la búsqueda de una definitiva solución.
Bajo este esquema parecería que los agresores somos los dominicanos y no quienes realmente lo son.
Ante semejante espectáculo, inferimos que con toda la mala intención con la que es enfocado el tema por hombres y mujeres de Estado hoy en la oposición, es como si se quisiera mandar el mensaje de que todo el esfuerzo que ha hecho el Presidente de todos los dominicanos por más de dos años ha sido un absurdo, algo que es a todas luces insólito.
Para nadie es un secreto que dos países fronterizos y sobretodo si comparten un mismo territorio, deben aprender a convivir como siamesas pero sin olvidar que cada uno tiene su propia Constitución, Reglas de Convivencia, Normas, incluidas las Internacionales, Políticas Migratorias, entre otras; si esto no se tiene claro para generar el debido respeto entonces, los conflictos se harán imperecederos y generán destrucción.