El Sancocho Prieto

Ultima Actualización: miércoles, 13 de junio de 2018. Por: Ramiro Francisco

Hay que ser cuidadoso con este sancocho de informaciones que recibimos a cada momento. Para no quemarnos si lo tomamos caliente y a la ligera.

No siempre, pero hay que ser cuidadoso con este sancocho de informaciones que recibimos a cada momento. Para no quemarnos si lo tomamos caliente y a la ligera.

 

A veces, durante nuestra existencia vamos dejando caer algunas señales de cosas que nos agradan o no, y que luego hilvanando y cosiendo algunas, dejan ver algún lado de nuestro carácter o forma de ser.

 

Desde niño y con todo y nuestra condición de pobreza, decíamos que no nos gustaba ser obrero de cortar caña, sereno o guardián (El trabajo era con un simple machete o puñal), ni llevar bebidas en bandeja durante una fiesta y tampoco y en menor escala, cocinar.

 

Puedo pelar plátanos, batata, yuca, ñame y otras viandas…se cuando están blandas, sacarlas y “entrarle” con un par de rueda de salami o un pedazo de queso.

 

Pero eso de preparar tal plato, que primero esto, luego aquello…que una onza…que tres hojitas…que batir, que calentar….no, lo confieso nunca me gustó, ni me gusta.

 

Sin embargo, les invito a que intentemos juntos de hacer un sancocho. Tal vez prieto como el merengue aquel. Que puedan degustar, es otra cosa.

 

Empecemos: Un fogón de tres piedras. Leña buena, vivas llamas y un gran caldero.

 

¿Qué echamos primero? ¿El caso del alegado desfalco ocurrido en el ayuntamiento de San Francisco? ¿La burbuja teatral del Ingeniero que construyó el Metro de Santo Domingo? ¿En qué quedó el asunto aquel de los terrenos de Los Tres Brazos? ¿Los líos de la OMSA llegaron a feliz término?

 

Doña Colasa sigue en su tarea de pelar las viandas, sazonar las siete clases de carnes, seleccionar las yerbas aromáticas y la cantidad de sal para el asunto…

 

Alguien de los que soplan el fogón sostiene que no debe faltar Punta Catalina, Odebrecht, la Ley de Partidos Políticos, decenas de aspirantes a la presidencia de la República y que por razón alguna, se deje el ingrediente de los “favorecidos” con la quitadera de visas y los que faltan, para que le dé un mejor sabor.

 

Las llamas arden y el agua hierve. Es hora de “jondear” todo. Se aquietan las burbujas, pues la temperatura descendió un poco. Hay muchos trozos de auyama flotando en el amplio caldero.

 

Se mezclan los colores. Algunos víveres suben y bajan al elevarse las llamas que iluminan todo el patio. Pronto habrá sancocho pues el olor comienza a despertar a quienes dormitaban.

 

Si el caldo queda espeso, salado o no, si encuentra o no carne en el plato que se le sirva, no es culpa nuestra.

 

Ah, y si no está prieto…tal vez sea porque no hay tantos prietos como el Sancocho Prieto, del maestro Luis Alberti.

 

ramiro_francisco@yahoo.com