El azar de la historia, la emoción y el triunfo de Donald Trumph-IX

Ultima Actualización: martes, 20 de diciembre de 2016. Por: Angel Artiles Diaz

"El diseño de la imagen del candidato ha sustituido el debate sobre puntos de vista en conflicto” -Marshall McLuhan.

El carácter marginal del concepto “Populismo” para la ciencia política actual, nace de no aceptar que las masas populares acaban decidiéndose por lo que sienten, que los seres humanos acaban pensando en lo que sienten. No es un juego de palabras, la razón de las masas se esconde tras la emoción. Esas cargas emotivas de la sociedad alemana, fueron las determinantes  del triunfo del nazismo.

 

Es que el ser humano siente antes de pensar, las ideas son el producto de la aprehensión emocional que el medio ambiente o un liderazgo  provocan en nuestros sentidos, por eso muchas veces, el sentimiento, colocándose por encima de la razón,   determina la que pensamos.

 

Antoni Gutiérrez-Rubí, en “La política vigilada. La comunicación política en la era de Wikileaks”, plantea que es un grave error ignorar, que por la puerta de la emoción, es por donde le llega el pensamiento al común de la gente.

 

Harold Lasswell, quien ocupa un lugar privilegiado entre los pioneros del tema de la comunicación de masas, publicó un estudio en el reflujo de la Primera Guerra Mundial, denominado "La investigación, Comunicación de masas", (Mass comunicación research) dirigido al  aspecto de las técnicas de propaganda utilizadas a propósito de ese acontecimiento histórico, para identificar la manipulación de las masas.

 

Luego, mediante un trabajo denominado por este investigador como: “La teoría de “la aguja hipodérmica o bala mágica”, que aparece en su libro “Técnicas de propaganda en la guerra mundial” (1927), Lasswell, sugiere un modelo de comunicación en el que un mensaje con trayectoria definida será “directamente recibido y aceptado en su totalidad por el receptor”. Esa teoría, es considerada hoy como obsoleta, proviene de la psicología conductista. Formó parte de  los primeros intentos para analizar la comunicación de masas y la propaganda durante los años 20s y los años 30s, y sus efectos sobre la conducta o el pensamiento colectivo, sobre las denominadas “masas”.

 

Lasswell, entendía la comunicación (en su fase propagandística) como    “la forma más eficaz de mediación”;

por eso, en unas reflexiones sobre la Técnicas de la Propaganda en la Guerra Mundial, establecía que con la propaganda  se lograba la adhesión de las masas a planes políticos determinados, se evitaba la violencia, mediante el uso de la manipulación, confiando en que los medios de comunicación tienen "efecto directo, inmediato y poderoso en sus audiencias".

 

Como vemos, Harold Dwight Lasswell, en su condición de  investigador y publicista se concentró en analizar    la propaganda, en un espacio de la historia de la primera mitad del siglo XX,  definido por las presiones internacionales de entreguerras y la marcada (y poco disimulada) tribulación por las consecuencias de los juicios periodísticos en el proceso de construcción de la opinión pública. En ese sentido, encontró una manera de engatusar  a los agrupados en sociedad: la ya indicada, técnica  de “la aguja hipodérmica o la bala mágica”, que consistía en inyectar en la población una idea concreta con ayuda de los medios masivos de comunicación, para manipular la opinión pública para lograr la adhesión de las masas y ponerlas a actuar en beneficio de un ideario o un interés político, sin el uso de la violencia.

 

Esta teoría le confiere a los medios una capacidad para injerirse o moldear el comportamiento de los personas a las que les llega el mensaje, de la misma forma en que se pone una inyección, para curar alguna dolencia en el cuerpo humano, o parecido al de una bala que penetra en un cuerpo físico.

 

Toda esta teoría se desarrolló en medio del auge y la popularidad de que disfrutaban la radio y la televisión, en la primera parte del siglo XX, unidas a las nuevas "industrias" de persuasión publicitaria o de propaganda que se aplicaron tanto para incentivar el consumo de bienes y servicios como para manipular la conciencia colectiva por parte de los gobiernos.

 

La radio y la televisión constituyeron el fenómeno comunicativo socioculturalmente más sobresaliente y a la vez el más inmediato de la historia de la cultura occidental: La comunicación de masas –o colectiva–. Sobresaliente por su influencia en los estilos de vida social, en la política y en la economía de las naciones desarrolladas, constituyéndose su estudio  en un asunto sociológico número uno en la alineación.