El estado está enraizado en la necesidad de poner orden en la vida de los ciudadanos y en la sociedad cuando existe algún tipo de conflicto. Por eso para poseer estructura y estabilidad el estado tiene instituciones castrenses, y una sociedad estructurada por roles laborales, sociales y públicos muy específicos.

Se conocen dos tipos mecanismo de control social: los formales que se encuentran en las leyes establecidas y los informales que se heredan de las costumbres, básicamente este tipo de control es el que nos ocupa. El control heredado de las viejas costumbres.

Es ahí, en esa herencia donde el estado usa su poder y su influencia para controlar a los ciudadanos y llevarlos como ovejas al matadero. Ese matadero bien podría ser cualquier elemento de distracción para que la ciudadanía piense menos en que recibe una educación de baja calidad, altos costos de la canasta familiar, servicio de salud precaria y un sistema Seguridad Social que solo beneficia a los administradores del sistema los que también han heredado las malas prácticas de las viejas costumbres, hacer ricos a unos pocos a cuesta de la mayoría, una casta que gobierna por los siglos de los siglos.

Sin embargo, el control de estado bien podría ser un instrumento de participación ciudadana, mediante el cual todo ciudadano tiene el derecho de fiscalizar, supervisar y evaluar la ejecución de las políticas públicas, con la finalidad de garantizar un manejo correcto, transparente, debido y probo de los recursos naturales, económicos, materiales y humanos.

He aquí una gran oportunidad para que la nueva generación cambie o   remodele la manera en que se maneja el estado.