Un Extraño Puente

Ultima Actualización: lunes, 04 de enero de 2021. Por: Ramiro Francisco

La inconfundible voz de Rafaelito Martinez interpretaba Najayo, Seguiré a Caballo, Recogiendo Limosna, San Cristóbal y la hermosa danza Era Gloriosa. Nos dimos cuenta, que éramos el foco de atención de todos. Incluso, algunos vehículos se estacionaban y sus ocupantes aplaudían.

A mi nieta Emma


Mi  tío Goyo tiene una camioneta desvencijada, que permanece más tiempo en los talleres que en su casa. Cuando no es la suspensión, es el tren delantero, o el encendido, o las gomas lisas. 

El año pasado tuvo que comprar tres baterías de media vida. Como no sabe manejar, anda con su compadre de chofer. Tan maltratado como el aparato.


Pienso pedirla prestada. No creo la niegue a su querido sobrino. Una vez obtenida, solicitaré a Junior Rent Sonido, me recomiende un equipo que suene bien alto y que sea barato para alquilarlo por 24 horas. Tal vez menos.


No violaré para nada el toque de queda. Eso sí., desde las 6 de la mañana me estaciono frente a frente de las casas, mansiones o viviendas de ciertos jorocones, autoridades, funcionarios civiles y militares y “le armo un can”.

A todo volumen inicio con los comerciales…vendo plátanos, zanahoria, yuca , batata, huevos, carne de pavo, pulpos crudos y fritos…pomada cromocilina, pantis, brassieres, papel de baño, champú para crecer el cabello, cordones para zapatos, números para lotería, brochas tumbapolvo y cuantas cosas de libre comercio.

Estamos en la calle y pagamos placa. Supe que mi chofer se llama Papo. Pero él casi ni cuenta se da de lo que ocurre. Siempre anda como un cohete por las nubes.


El vecindario se levanta con esas “mañanitas” y nos vociferan todas las “bendiciones” del mundo. Imposible caernos a pedradas. No hay piedras por allí y nunca han tumbado mangos con ellas.


Mi chofer, se confundió y se estaciona frente a lo que él creyó era un colmadón en amanecía. Mucha gente al frente, motoconchos…realmente un gran movimiento. No era tal, sino el cuartel de la policía. Le dimos más volumen al aparato, no calculé bien, y salieron los merengues de Trujillo.

La inconfundible voz de Rafaelito Martinez interpretaba Najayo, Seguiré a Caballo, Recogiendo Limosna, San Cristóbal y la hermosa danza Era Gloriosa.

Nos dimos cuenta, que éramos el foco de atención de todos. Incluso, algunos vehículos se estacionaban y sus ocupantes aplaudían.

Vi gente que salían a prisa y llevaban algo en sus manos, pistolas, macanas, ametralladoras. Las monjitas también observaban, Se habían despertado con la bulla.


Le topé a Papo por los hombros. Estaba dormitando. Arrancó como un bólido y dobló a la derecha para tomar el malecón. Varios vehículos con centellas que no eran del 911 nos perseguían.


Aceleraba y la camioneta respondía. Presumo íbamos a más de 200 kph todo el malecón pá bajo. Temía que las gomas se salieran. Todos los ruidos y sonidos. Clam-clam, chuiii-chuiii, sssshhh-ssshhh.


Apagamos las luces del vehículo y seguimos derecho hacia la Puntilla. Cruzamos por el lado norte al Gral. Luperón y cerca de los arrecifes nos detuvimos.


Unos diez vehículos con centellas parpadeantes estaban detenidos unos 50 metros tras nosotros. Al frente y a la izquierda, las luces de Costámbar, Cofresí el muelle y Playa Oeste respectivamente.


Salgan con las manos en alto. Escuchábamos desde un megáfono. Papo hay que cruzar el puente –le dije - ¿Cuál puente? Respondió un tanto asombrado.


Derecho a tu izquierda y sale a Playa Oeste. ¡Dale! No lo pensó más. Cruzamos rozando por encima de unas matas de almendra. Sentí un frío de cementerio. Mi esposa Silvia, es quien me despierta con un brusco movimiento.


Luego de tomar un poco de café, voy donde Tío Goyo. En el patio está la camioneta y la grande bocina bien amarrada. Papo, hacía cuentos sobre el extraño puente.


Camino un poco como acostumbro a veces y voy por el malecón para la Puntilla. Hay mucha gente. – algo pasó – pienso.


Vehículos de la       PN y el 911, más un camión de los bomberos y una pequeña embarcación que supe era de Defensa Civil. 


Unos buzos buscaban una camioneta y personas que en la madrugada se lanzaron por allí. Las huellas del vehículo, estaban marcadas todavía en la grama húmeda.