Empujar la Carreta

Ultima Actualización: viernes, 26 de julio de 2019. Por: Ramiro Francisco

Venancio fue que lo presentó. –Es Rikelme—me dijo. El me ha ayudado en todo cuanto sé.

La persistencia, el trabajo, la determinación produce frutos. La siembra abre esperanzas de cosecha, la unidad y aplicando la fuerza en la misma dirección…hace mover la carreta, aunque esté  en el fango.

Pasaban las siete de la noche y celebrábamos en familia, el cumpleaños de tía Margot, a la sazón mujer de Venancio, curandero oficial de aquella apartada comunidad con quien hablaba en el preciso momento en que una luciérnaga cruzaba despacio dejando ver la intensidad de su luz, que contrastaba con la tenue luminosidad de una vieja “jumeadora” y realizaba un raro vuelo en forma de espiral.

Desde entonces, no dejaba de ver doquiera se movía, la luciérnaga acróbata, que con sus piruetas, llamaba poderosamente mi atención.

Venancio, noté que ni se inmutaba. Poca atención le prestaba. Al menos, eso me hacía creer.

Llegó a posarse en el ala izquierda del viejo sombrero de cana que él llevaba puesto, y fue entonces cuando Venancio dijo algo que no entendí. Era como un asentir, un sí, un aprobar… porque movía insistentemente la cabeza.

Ambos estábamos solos en esa área del patio, con todo, podíamos escuchar algo de música y sabía que era Compadre Pedro Juan que sonaba en esos momentos.

Escribí estar en pasado, porque realmente ya no lo estamos. Un señor de baja estatura, pelo lacio encanecido y que bajaba hasta sus hombros, no distinguía el color de su tez. Ya la Luciérnaga había desaparecido,  estaba sentado a mi lado en el viejo tronco.

Ah, como atuendo, solo tenía una bata que casi le cubría los pies.

Venancio fue que lo presentó. –Es Rikelme—me dijo. El me ha ayudado en todo cuanto sé.

Pensaba para mis adentros…¿Qué sabe este? Si “supiera” podría vivir mejor…y como si hubiera estado leyendo mis pensamientos, Rikelme dijo –quienes saben, no necesitan lo que tú necesitas, les basta su existencia para ayudar a otros –

Pero, si ustedes pueden ver el futuro ¿Por qué no ayudan a la Humanidad a prever calamidades y catástrofes? ¿A qué se debe que no enseñan  los pueblos a defenderse de sus verdugos? No podemos hacer el trabajo que les toca a ustedes –ripostó—

--El detenerse y observar es una buena escuela. Hay que salir de la Matrix. Ver lo que otros no ven—No todos salen…no todos ven…

Volvió la luciérnaga y me alegré, pues podría verle bien el rostro a Rikelme, y el color de la túnica que llevaba puesta. No pude. Había desaparecido.

En segundos, hizo lo mismo la luciérnaga que revoloteaba sobre la copa del sombrero…Venancio, sonreía en silencio al emprender la vuelta a la vivienda.

Lo que íbamos a comentar de Pompeo, reelección, sangre nueva, Roselló, mar embravecido en PLD, la oposición futura, desencanto social, el papel de los jóvenes en las primarias, el precio de la batata, yuca y plátanos, Odebrecht y sobre Los Tucanos, lo hablaremos en otra ocasión.

Ahora hay que dar una bailadita al compás de la tambora y el acordeón.

ramiro_francisco@yahoo.com