MOTOCONCHO Y SOCIEDAD

Ultima Actualización: jueves, 17 de junio de 2010. Por: Artículo Invitado

Uno de los signos más notables de los cambios sociales del país está vinculado al motoconcho. Una actividad ya típicamente dominicana, muy asociada al cambio de la vieja sociedad rural que éramos a la nueva de la vida urbana.

Los motores sustituyeron a burros y caballos en calles y caminos. Y son la expresión del paso a una economía de servicio de la sociedad nacional.

 

Son, también, la clara manifestación de la incapacidad de la economía formal para asumir la creciente fuerza laboral dominicana y un gran ejemplo de la informalidad económica, que parece invencible.

 

El motoconcho es el refugio de los que no encuentran otra cosa que hacer en el sistema económico nuestro o bien el complemento de los bajos salarios percibidos.

 

La Dirección de Impuestos (DGII) tiene registrados 1,252,713 motocicletas. El 57.7 % de ellas datan del año 2000 hacia atrás y el 40.3 % se han adquirido desde el año 2001 al presente año 2010. De todo el parque vehicular del país, que son 2,570,220 unidades, las motocicletas representan el 48.7%.

 

La motocicleta ha pasado de ser un vehículo de transporte personal a uno de pasajeros, que como guaguas y carros provee al propietario de un medio para ganarse la vida. No existe un centro urbano o campo nacional en donde no este presente el nuevo oficio.

 

La importancia de este vehículo no radica únicamente en el empleo que permite, sino en su asociación, igualmente, a la epidemia actual de los accidentes de tránsito y la alta mortalidad por politraumatismos.

 

Las manifestaciones de motoconchistas que estamos mirando en estos días han puesto de manifiesto la creciente importancia social que los mismos tienen en la vida laboral, sanitaria y económica del país. Y ahora, que empezamos a reconocer el agotamiento del modelo de desarrollo nacional, es un buen momento para profundizar en esta vertiente socio-económica de la exclusión social del modelo que nos gastamos.

 

El componente epidémico de los accidentes y muertes de motociclistas podría mejorarse si estos usaran el casco protector. Pero la ausencia de un sistema público de transporte eficiente y de una oferta de empleos decentes son el nicho perfecto de un mercado sin fin para las motocicletas, el motoconcho, los politraumatismos de los que sobreviven los accidentes o la muerte.

 

Fuente: www.perspectivaciudadana.com