Hasta el Año que Viene

Ultima Actualización: miércoles, 09 de septiembre de 2015. Por: Ramiro Francisco

Es una actividad única, en la que compueblanos residentes en distintos estados norteamericanos y por igual de Canadá, disponen de esa fecha para re encontrarse con amigos y familiares.

El día despuntaba radiante, hermoso. Aunque llovió la tardedel sábado, el cielo estaba limpio y permitía observar a considerable altura elir y venir de aviones que en diferentes direcciones surcaban el espacio de NewJersey, donde me encontraba.

Había manifestado al presidente del Comité Provincial dePuertoplateños Residentes en USA y Canadá, Ing. Manny (Jesús) Burgos, miintención de llegar temprano a Randalls Island Park, para observar como un búhosobre la rama, parte del trabajo inicial de ese XI Encuentro de Puertoplateñosrealizado el pasado 2 de agosto del cursante año en Nueva York.

Pasó a recogerme, a la hora convenida. Daniel Ciriaco habíapreparado café. El reloj marcaba las 5:47 minutos. Partimos dejando a Daniel,que más tarde se uniría al grupo.

Durante el camino, el Ing. Burgos nos habló del trabajo enequipo, de la disciplina, del respeto a las ideas ajenas, de la unidad en ladiversidad dentro del Comité Organizador, lo que ha permitido con éxitos lapermanencia durante once años, del Encuentro de los Puertoplateños.

Es una actividad única, en la que compueblanos residentes endistintos estados norteamericanos y por igual de Canadá, disponen de esa fechapara re encontrarse con amigos y familiares.

Desde Puerto Plata es costumbre el viaje de autoridadeslegislativas, del gobierno central, ayuntamientos, empresarios, comunicadores yperiodistas que disfrutamos del Encuentro.

Notaba en su rostro mientras hablaba, una especie dealegría, de satisfacción. Abrigaban todos la expectativa que el Encuentro iba asuperar – como así fue – todos los realizados desde el año 2005.

Llegamos al Randalls Island Park, cuando todavía el rocío dela mañana no había desaparecido del césped, con todo y que el Sol estabapresente antes que nosotros.

Había una sensación de frescura la que desaparecía, a medidaque pasaba el tiempo.

Oscar Well fue uno de los primeros muchachos con que nosencontramos. Servicial, cooperador y muy atento con todos.

La familia Román buena parte de ellos, ya estabaninstalados. Es de ley señalar que ellos, son los encargados del asado del cerdoque comparten entre los asistentes.

El Ing. Burgos entró en acción de inmediato junto a losmiembros del Comité. ¡Cuánto trabajo por delante! ¡Cuánta resistencia y dedicación!Todos vestían una camiseta color vino.

 

Prestaron su ayuda para la ubicación de un vehículo que másbien parecía un remolque cerrado, y resultó una especie de tarima equipada conmicrófonos y bocinas, desde donde se animó el Encuentro.

Llegaban carpas, mesas y sillas. Lo mismo decenas depersonas de todas las edades. Familias enteras jóvenes y niños, cuya presenciahizo superar con creces los encuentros anteriores.

La carpa de Montellano, fue de las primeras en serinstaladas. Un hermoso letrero señalaba la misma.

Ocurrió lo propio con la del municipio de San Felipe dePuerto Plata, cuyo letrero y banderas ayudamos a instalar.

Bajo ella y en su entorno se cobijarían más tarde lasautoridades de Puerto Plata, familiares y amigos.

Los abrazos, el apretón de manos, la risa, los cuentos, lasanécdotas entre los asistentes no cesaban, en la medida que se sucedían lashoras.

¡Y de pronto, una buena extensión del parque tal vez másallá de lo previsto, estaba totalmente llena de gente!

La Isabela, Los Hidalgos, Luperón, Altamira, Guananico,Imbert, Montellano , Sosúa y el municipio cabecera estaban dignamenterepresentados por sus hijos e hijas en ese recordado XI Encuentro dePuertoplateños.

Una verdadera hermandad al compartir comida y bebida,abrazos y fuertes apretones de manos. Las fotos no se hacían esperar. Siemprehay motivos para una fotografía.

Estuvo presente, el juego de dominó para quienes gustan delmismo, y asimismo canciones dominicanas. Baladas, boleros y merengues que hacensentir estar disfrutando en cualquier campo de nuestra amada RepúblicaDominicana.

Discursos, entrega de Placas y Reconocimientos, forman partedel amplio programa formulado por el Comité Organizador.

Once años compartiendo de manera similar por nuestroshermanos puertoplateños residentes en USA y Canadá.

Las autoridades que facilitan esos terrenos, no tienen unasola queja del comportamiento de esos compatriotas. No es tal proceder digno deencomio?

Cerca de las seis de la tarde, se leva ancla. Se levanta elcampamento y se inicia la retirada.

El órden es imperante. Personas debidamente encargadas derecoger algún desperdicio que no hubiera sido depositado en fundas dispuestaspara ello, terminan pulcramente su labor.

Desde este rinconcito del norte de República Dominicana, elque una vez llamó Juan Lockward “pueblito encantado” desde aquí, nuestrossaludos y felicitaciones al Comité Organizador de ese XI Encuentro dePuertoplateños Residentes en USA y Canadá, con el Ing. Burgos a la cabeza. Enellos, a todos y todas que hacen posible esa interesante actividad. La másconcurrida de las realizadas hasta la fecha.

El apretón de manos, la sonrisa franca, y un fuerte abrazopara despedirnos hasta el año que viene si Dios quiere.