El retiro de la reforma fiscal: Un ejemplo de democracia activa y voz ciudadana

Ultima Actualización: lunes, 21 de octubre de 2024. Por: Yasmín Cid

El reciente retiro de la propuesta de ley de modernización fiscal por parte del presidente Luis Abinader es un hito significativo en la historia democrática de la República Dominicana. Este hecho no solo refleja la capacidad de los líderes de escuchar a su pueblo, sino también la madurez de una ciudadanía que, por primera vez, se manifestó de manera consciente, pacífica y coherente en defensa de sus intereses.

 

Los cacerolazos que resonaron, las opiniones vertidas en redes sociales y la notable participación en las vistas públicas no fueron simples actos de protesta. Fueron la expresión de una ciudadanía que entiende su derecho a participar en los asuntos públicos y que, sin recurrir a la violencia, dejó claro su desacuerdo con la reforma propuesta. Ver a personas como María Inmaculada Núñez en esas vistas públicas, representando la voz del pueblo, fue un recordatorio de que la democracia no es solo votar cada cuatro años, sino participar activamente en el proceso de toma de decisiones.

 

Por primera vez, muchos dominicanos comprendieron que podían ser parte del diálogo, que su voz no solo podía ser escuchada, sino que tenía el poder de influir en las decisiones del gobierno. Esto marca un antes y un después en nuestra cultura política. Ya no somos una sociedad que acepta las decisiones de manera pasiva; somos un pueblo que se sabe con derecho a expresar su opinión, a rechazar lo que considera injusto y a ser escuchado sin temor.

 

El presidente Abinader, en su discurso, mostró una admirable disposición para escuchar al pueblo y rectificar cuando fuera necesario. Su mensaje, cargado de sinceridad y humildad, destacó que gobernar no es imponer, sino dialogar, corregir el rumbo cuando las circunstancias lo exigen y, sobre todo, entender que en democracia se puede avanzar con el pueblo, pero no en contra de él.

 

En ese sentido, fue alentador escuchar a un presidente que no solo justifica sus decisiones con cifras y tecnicismos, sino que admite que la verdadera fortaleza de un gobierno reside en su capacidad de escuchar.

 

Lo que también es destacable es la forma en que el pueblo dominicano decidió hacerse escuchar. Los cacerolazos fueron simbólicos, pero efectivos. Fueron una señal de que el descontento no tiene por qué ser violento para ser poderoso. La gente se unió, alzó su voz y mostró que no estaba de acuerdo con la reforma, pero lo hizo de manera pacífica y respetuosa. Ese es el tipo de activismo que fortalece nuestra democracia.

 

Uno de los momentos más significativos de todo este proceso fue ver cómo por primera vez el dominicano utilizó las vistas públicas, un derecho que muchos no conocían. Esto permitió que personas como Núñez y otros ciudadanos comunes fueran parte del diálogo, un ejercicio que demuestra que la participación pública es más que un formalismo: es una herramienta real de poder ciudadano. Este es el tipo de empoderamiento que nuestro país necesita para avanzar.

 

El retiro de la reforma no es una derrota para el gobierno, sino una victoria para la democracia. El hecho de que el presidente haya dado marcha atrás demuestra que escuchar al pueblo no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. Gobernar en democracia implica escuchar, corregir y avanzar juntos. Este evento nos deja una importante lección: el pueblo tiene voz y la utilizó, sin violencia, pero con firmeza.

 

Aplaudo este momento histórico, tanto por la actitud del presidente como por la participación ciudadana. Como sociedad, hemos demostrado que estamos listos para ser protagonistas de nuestro destino, y eso es algo que debe celebrarse. ¡Sigamos construyendo una República Dominicana más justa, equitativa y democrática para todos!