“Levanten la mano quienes van a cerrar su guasá, yo lo voy a borrar ahora mismo”. “Miren, miren cómo se hace”.  Son palabras del dictador Nicolás Maduro. Le habla a sus compatriotas como si fuesen idiotas.

También voy a cerrar el Instagram y el TikTok, solo sirven para propaganda del imperialismo.

Así comenzó Alemania en los 30s, cerrando emisoras, quemando periódicos y clausurando cualquier tipo de propaganda que no fuese acorde con el régimen. El Canciller del Reich alemán, el inefable Joseph Goebbels, le puso la tapa al pomo.

Cuando el poder no tiene mordaza se extralimita, se convierte en sanguinario y se perpetúa.

Esa palabrería aparentemente infantil de Maduro, da miedo. Cuba es un buen ejemplo.

Después del fraude en las elecciones de Venezuela, las presiones internas y externas al gobierno han enloquecido a toda la cúpula dirigencial. Diosdado, el segundo al mando, ha dicho que volverán a la época de piedra.

Un atentado de esa magnitud podría ser letal para los venezolanos.

Hay que apoyar a Venezuela porque históricamente nos han apoyado, somos pueblos hermanos. Digamos no a Maduro y su pandilla y  sí a la democracia y el cambio.