El video que muestra los libros de texto de la escuela Antera Mota de Puerto Plata, echados a la basura, es tétrico. Trae a colación una realidad insoslayable que corroe el sistema educativo dominicano.

La edición de los libros se ha hecho negocio, un negocio lucrativo que ha servido para hacerles creer a funcionarios de quinta categoría, elevados a ministros de educación, que tienen madera de presidentes.

¿A quién no le cambia la mentalidad, manejando miles de millones, muchas veces sin control? Tiene que ser un santo para sustraerse a esas acechanzas de hartazgos materiales sembrados a su paso, como diría Ingenieros.

Antes, los textos pasaban de una mano a otra. Había criterio de economía, controles.

Echar a la basura los libros de texto, es un signo inequívoco de la podredumbre material y moral de un sistema decadente, rodeado y dirigido por lobos, funcionarios que viven en el siglo XIX, comisionistas inmorales, corruptos irremediables.

¿Cuántos libros de texto se habrán botado durante todos estos años? ¿Qué parte del endeudamiento externo dominicano se estará tirando la basura?