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Ultima Actualización: lunes, 13 de diciembre de 2021. Por: Carlos Manuel Ciriaco Teijeiro

Una persona que escribe con faltas de ortografía es igual que hablar con alguien que tiene mal aliento. Si usted escribe “Ya boi” es mejor que no venga.

Quizás ahora entienden un poquito más porqué soy tan "quisquilloso" con la ortografía. Desde niño fui así, pero cuando llegué a la universidad y tomé clases con mi profesor de español, Leury Santana, valoré mucho más la buena escritura.

 

La mala ortografía es una enfermedad de transmisión textual.

 

Una buena ortografía enamora porque nos sugiere que esa persona sabe poner las cosas en su lugar, que se puede confiar en ella pues respeta hasta la forma de escribir una palabra y seguramente será una persona que sabrá proceder bien en muchas otras cosas.

 

¡La ortografía es una de las armas de seducción menos conocidas! No me veo con alguien que quiera “aserme mui felis”. ¡No eres tú, es tu ortografía! Una persona con buena ortografía atrae *textualmente*. La mala ortografía es una enfermedad de transmisión textual. ¡Protégete!

 

Una persona que escribe con faltas de ortografía es igual que hablar con alguien que tiene mal aliento. Si usted escribe “Ya boi” es mejor que no venga.

 

Gente que escribe “Holap, sip, amip, nop” ¿Tienen hipo o que carajos les pasa? Por cada “ola ke ase” un diccionario cae en coma.

 

La ortografía no es una moneda que cambie según las tendencias. Escribir bien es sinónimo de cultura y educación. Alguien dijo: “Si cuidar la ortografía te parece un disparate, pues dispárate”.

 

Hay que escribir bien, no por dárnosla de intelectuales, sino por respeto a los que aún leen.

 

La mala ortografía es un enemigo silencioso. La gente te lee, mira el error, piensa mal de ti; pero, no te dicen nada.

 

Deberían legalizar la ortografía ya que nuestro idioma es muy complejo y hermoso. ¡Contribuyamos a mantener su belleza!

 

¡Gracias por leer cada día... Tus neuronas te lo agradecen!