El expediente: el detalle que distingue al profesional del improvisado

Ultima Actualización: viernes, 21 de noviembre de 2025. Por: Jacqueline Tavarez Gonzalez

En el ejercicio del Derecho, los detalles hablan tanto como las palabras. Desde la forma en que saludamos al juez hasta cómo entregamos un escrito, todo comunica quiénes somos como profesionales. Y uno de los elementos más reveladores y a menudo más descuidados es la manera en que presentamos nuestros expedientes.

 

No se trata únicamente de reunir los documentos correctos. Se trata, sobre todo, de mostrar respeto por el proceso, por el tribunal y por la profesión que representamos. Un expediente desordenado, con hojas sueltas, carpetas manchadas o páginas que se desprenden al caminar, proyecta falta de organización y seriedad. Puede parecer un detalle menor, pero en el entorno jurídico esos pequeños descuidos hacen grandes diferencias.

 

El expediente es, en muchos sentidos, la carta de presentación del abogado. Es el reflejo tangible del cuidado, la disciplina y la dedicación con que asumimos los intereses de nuestros clientes. Un expediente limpio, bien rotulado, numerado y organizado con separadores o fundas, transmite profesionalismo y respeto hacia el tribunal y hacia el propio proceso judicial.

 

Por el contrario, cuando un abogado llega a una audiencia con papeles doblados, anotaciones en la portada del folder o documentos desordenados, comunica improvisación. Y en una profesión donde la confianza es esencial, la apariencia del trabajo también cuenta.

Mantener el expediente en orden no requiere grandes recursos, sino hábitos y disciplina: revisar cada documento antes de asistir a audiencia, evitar tachaduras o anotaciones innecesarias, y contar con una copia digital organizada. Es un esfuerzo pequeño con un impacto significativo.

 

Porque al final, el expediente no solo habla del caso: habla de ti como abogado. Refleja tu respeto por la justicia, tu compromiso con tu cliente y tu amor por la profesión. En un ambiente donde la primera impresión puede abrir o cerrar puertas, cuidar la presentación de tus documentos es cuidar tu reputación.

Ser abogado no es solo dominar las leyes; es ejercer con orden, ética y elegancia profesional. Y todo eso puede comenzar, sencillamente, por cómo llevas tu expediente al tribunal.