Mi primera sentencia ganada: una lección de humildad y dignidad

Ultima Actualización: martes, 21 de octubre de 2025. Por: Jacqueline Tavarez Gonzalez

Recuerdo como si fuera ayer mi primera sentencia favorable. Fue en un caso laboral donde representábamos a varios trabajadores despedidos injustamente por una nueva y reconocida empresa turística de la zona.

 

Después de la audiencia, el abogado contrario el CEO de una de las oficinas más prestigiosas de la ciudad, nos pidió reunirnos en su despacho para hablar de un posible acuerdo. Llegamos puntuales, y su secretaria, muy amable, nos dijo que él nos atendería en unos minutos.

 

Pasó un buen rato esperando. Finalmente, la secretaria lo llamó para recordarle que estábamos allí. Entonces escuché claramente cuando él, con tono arrogante, dijo:“Díganle a esa abogada que se graduó ayer que la atenderé cuando yo quiera.”

 

La secretaria regresó apenada, intentando justificarse. Yo solo le respondí con calma:

“Tranquila, lo escuché. Hágale saber, por favor, que puede que me haya graduado ayer, pero la educación no depende de los años de experiencia ni de la edad. Dígale también que me marcho y que pronto nos veremos, cuando esté ejecutando la sentencia definitiva.”

 

Y así fue.

 

Meses después, con la sentencia firme y la fuerza pública en mano, fui a embargar la empresa. Allí estaba él, el mismo profesional que nos había humillado por ser jóvenes y recién graduadas. Su soberbia lo llevó a perjudicar a su propio cliente.

 

El tiempo, sabio como siempre, se encargó de poner las cosas en su lugar.

 

Meses después, la vida me permitió verlo nuevamente… esta vez yo presidía una sala como juez, y él comparecía como abogado, solicitando una medida urgente para su mejor cliente.

 

Y aunque en ese momento hubiera sido fácil dejar que hablara el orgullo, no lo hice.

 

Actué con la misma serenidad de siempre, recordando que la verdadera victoria no está en vengarse, sino en demostrar con acciones que el respeto y la ética siempre triunfan.

Nunca subestimes a quien empieza. Hoy puede parecer inexperto, pero mañana podría ser quien decida la suerte de tu mejor cliente.