Por algún motivo y sin explicación siempre relaciono a los partidos y a los políticos con el cuerpo celeste constituido por roca y polvo que gravita alrededor del sol siguen diferentes trayectorias y se conoce como Cometa.

En el caso que nos ocupa el cometa se llama elecciones y aparece cada cuatro años, la trayectoria son los 48,422KMs de la Republica Dominicana.

Ese trayecto a recorrer cobra sentido si los votantes acuden al llamado, ya sea en elecciones internas de los partidos o las de escogencias municipales, legislativas y presidenciales. La metodología es muy parecida entre todos sin importar el color del partido que promete siempre hacer milagros a veces tan grandes que se tornan inalcanzables.

El ciclo es recurrente, ellos convocan la base de sus partidos, son elegidos, algunos dan el salto cuando alcanzan el voto mayoritario y ahí exactamente inicia el cambio de sus vidas, mejoran sus ingresos, alcanzan notoriedad y los más avezados son los recurrentes, aunque su desempeño no sea el mejor.

Y así mantienen a la gente común, haciéndoles promesas tras promesas se envejecen y se aferran a los puestos, la mayoría dice que se reeligen porque el pueblo se los pide o para el bien común, y cuando se lee la hoja de servicio y desempeño no hay nada extraordinario. Y por ese desempeño ordinario la nación debe pagarles, jubilarles y hasta enriquecerles,

Los políticos piensan que la población nunca va a despertar y que las burdas mentiras son interminables. Deberían detenerse un poco, solo un poco a ver los porcentajes de votantes que acuden a sus convenciones.

A veces su ego es tan grande y la avaricia les hace creer que con fotos propagandísticas es suficiente. Cuando usted indaga sobre su trabajo no son más que cántaros que resuenan.