Mucho se habla y se escribe sobre los jóvenes, sus inquietudes, deseos, la música que prefieren, su forma de expresión y quiénes son sus referentes de vida.

Y es aquí donde surgen inquietudes. En este país se mal habla de los Jóvenes por su preferencia generacional, por su vestimenta, sus tatuajes, su manera de comunicar y otros prejuicios. Sin embargo, poco se dice de los que deciden ir a la universidad con grandes sacrificios personales y familiares, se gradúan, se especializan, y después no encuentran trabajo.

Son esos jóvenes ilusionados, esperanzados, que ejercen el voto por primera vez y que al final son engañados por el sistema, cuando les hacen promesas de empleos, de oportunidades de mejora profesional, promesas de becas de estudios que terminan en su mayoría asignadas a los hijos de los funcionarios públicos y sumándole a eso el detrimento de la calidad de vida.

Esos mismos jóvenes que adquieren su primer empleo y el sueldo no les basta para suplir sus necesidades básicas.

Son esos Jóvenes que el sistema obliga a la filiación política para la obtención de un trabajo en el estado teniendo la calidad y capacitados de sobra, son esos jóvenes que hacen largas colas para recibir un nombramiento para hacer las pasantías médicas.

Los jóvenes están dirigidos y educados por grandes mentirosos que en nombre de la politiquería tuercen, rompen leyes y normas para salir ricos de los puestos públicos, los legisladores terminan con pensiones lujosas sin remordimientos.

Entonces en un escenario como ese. ¿Los mentirosos, corruptos y oportunistas son los que pretenden inspirar a la juventud dominicana?

Los jóvenes son el relevo, para inspirarse necesitan una sociedad justa, que valore y respete sus ciudadanos y que puedan practicar la ética, la equidad, la honestidad como parte del ejemplo que reciben.