Se trata de un cuento del escritor español, llamado Miguel de Unamuno y Jugo (29/9/1864 al 31/12/1936), en el que se narra la historia de un águila vanidosa, la cual envanecida de su poder en los cielos, quiso descender a la tierra para disputarle el poder al león y termina convertida en pato.
Muchas veces escuché a mi abuela decir que al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga, en el ambiente político se dice frecuentemente que es mejor ser cabeza de ratón, que cola de león, el asunto es el siguiente: Hubo allá en remotos tiempos una soberbia águila, reina de las alturas. Tenía su trono sobre un inaccesible peñón, y al pie de éste su nido.
Todas las aves del cielo le tenían miedo y se rendían ante su poder, desafiaba al sol, no había tormenta que detuviera su vuelo, siempre volaba más arriba que la región de las nubes, los cuervos la seguían para aprovechar el despojos de sus presas, nunca se vio águila cuyo aéreo reino se extendiese más y era una hermosura verla mantenerse casi inmóvil en el espacio azul, con sus extendidas alas a modo de acción de dominio o gesto de supremo poder.
Al pie del peñón en que anidaban sus aguiluchos y se entronizaba ella, observo que en toda la extensión de la selva, en todo su arenal, sembrado acá y allá de algunas matas, reinaba un león como soberano. Más de una vez se paró el león a contemplar el vuelo majestuoso del águila, pero nunca envidio su vuelo, y más de una vez el águila, zarandeándose en el aire, contempló los saltos del león al caer sobre su presa.
A cada salto y rugido del rey de la selva, el águila se burlaba de el con lástima: ¡Pobrecillo!, acaso es que intenta volar... salta, salta, pobre rey de las arenas, a ver si te brotan alas»… Había entre los adulones del águila un cuervo, cuyas lisonjas sonaban siempre gratas a los oídos de aquélla, y empezó el cuervo a hablarle del león, de sus proezas y a ponderar su valor, su arrojo y su majestad.
Así le dijo el cuervo un día al águila:..Esta diciendo el león que si te cogiera en tierra, con las alas cortadas, tu fanfarronería, tu bravura, tu pico y tus garras no te servirían de nada. ¿Eso dice...? Exclamó el águila, sí, eso dice, contestó el cuervo, pero no debes hacerle caso, porque se siente borracho de poder en la tierra, que el pobrecito no sabe lo que dice.
Continua el cuervo diciéndole al águila, que como el león no pude volar, ella puede descender hasta la selva y frenar al leon, y vencerle en tierra, en su elemento, añadió el águila, no lo dudo, entonces empezó a trabajarle en la mente al águila la idea de hacerse león y disputar su realeza al rey de la selva.
¿Sabes lo que he pensado?, le dijo un día el águila al cuervo marrullero, lo que hayas pensado, contéstale éste, será inspiración del mismo sol, así es, dijo el águila, he pensado, que como nadie me disputa el imperio del aire, debo bajar mi trono al pie del peñón y disputar al león su imperio, y para más obligarme y no poder recurrir a la ventaja de mi vuelo, voy a recortarme las alas; quiero que luchemos con iguales armas.
Muy bien dijo el cizañero cuervo, el mismo sol te has inspirado. Entonces procedió el águila recortarse sus alas, e hizo que a los de su familia se las recortaran, y bajó al arenal y de inmediato desafió al león a un combate, Déjate de bromas, le dijo el león, vete a tus nubes, y cada cual lo suyo. El águila insistió que no le tenía miedo, y que le iba a demostrar que aun en sus dominios, se podían comparar las garras y la boca del león, con sus garras y con su pico.
No me gustan las bromas, replicó el león, le dio la espalda para marcharse sin aceptar el desafió, pero el águila se abalanzó a él y le dio un picotazo. Al sentirse el león herido, volviese furioso sobre el águila y de un par de zarpazos la dejó malparada. El pobre rey de los aires no hacía más que aletear con sus recortadas alas, corriendo como pudo, fue a refugiarse a unos juncales a orillas de un lago, y allí permaneció oculta y allí la dejo el león compadecido.
No se atrevió ya a salir de la orilla del lago, y allí tuvo que aprender a nadar para defenderse de las fieras que no la dejaban salir del lago cuna iban a beber agua, y así andando el tiempo, se le modificó el pico, saliéronle palmas en las garras y se convirtió en pato.Tal es la historia del águila que, por querer hacerse león, se vio convertida en pato.