Ninguna nación permanece en el tiempo sin un referente que narre las virtudes y errores de los hombres y mujeres que la componen. Todas las generaciones tienen el derecho de saber a ciencia cierta quienes han sido héroes, traidores, tiranos, artistas o maestros.

La historia de una Nación no debería ser acomodaticia o parcial, interesada en el que quiere mostrar los hechos a conveniencia. El referente histórico no debe ser contado como una especie de marioneta. Pretender que quienes preserven las historias lo hagan desde una plataforma técnica, articulando los hechos de forma flexible como quien narra un cuento. ¿Por qué correr ese riesgo?

El accionar de cada hombre y mujer dominicano frente a distintos hechos, sus decisiones de cara al pueblo en cualquier hecho es su historia, es su referente no debería exponerse a correr el riesgo de que alguna información sea ocultada o modificada por intereses particulares. Y, a raíz de la incorporación del ex General Ramiro Matos González como miembro de la academia de la historia Dominicana surgen varias interrogantes. ¿Permanecerá el sentido crítico de la historia? ¿Se atrevería él como nuevo miembro a narrar su propia historia de su posible participación en hechos históricos relacionados con hombres que dieron la vida por este país?

Una de las funciones de la Academia es el de asesor a las entidades públicas en todos los asuntos históricos, así como a las instituciones académicas que lo requieran.

Tal vez en este caso, se olvidó el Kepis, las botas, las órdenes estrictas e imperativas, su innegable pericia como explorador de montañas, por destino o por azar los que han hecho historias de montañas, también podrán narrar historias citadinas.