Por la premura de una urgencia familiar, tuve que acompañar a un pariente muy cercano y la primera prueba de fuego fue acudir por la emergencia del Hospital Ricardo Limardo y allí encontrarnos con un portero con cara de poco amigo, actitud que la comprendí, después de yo realizar un peregrinaje que me tocó vivir a lo interno de ese centro hospitalario.
Lo primero, cuando usted está desesperado con su pariente, le indican que debe inscribirse en una pequeña oficina que tienen los asegurados de Senasa, no sé si de otros seguros, pero esa numeración no le valida el turno de llegada al centro hospitalario, porque se trata de una EMERGENCIA, lo que quiere decir que, si llegan al centro personas accidentadas, niños o cualquier ciudadano de gravedad, usted no sabe con exactitud en qué momento lo van a atender.
Para el portero de la EMERGENCIA, durar 6 días sin ir al baño con una Oclusión Intestinal y manifestárselo, aparte de otras enfermedades, no constituyen una emergencia y que por más que se le explicó que podía desmayar por la fuerte obstrucción estomacal, un problema de congestionamiento en sus intestinos. Hubo que esperar ya que otros estaban primeros.
A las dos horas te permiten la entrada, porque a pesar de usted tener su turno por la explicación que le informé en párrafos anteriores, hay que soportar que a un paquete de personas los atiendan primero y resulta que ese centro se torna pequeño, para la cantidad de servicios que tienen que brindarles a todas las personas que de distintos municipios le llegan a ese centro asistencial.
El 911, radiografías, tomografías, laboratorios, consultas, permiten apreciar, que, dentro del hospital, se produce un hormiguero humano de gentes de toda la provincia, además de las parturientas de nacionalidad haitianas y una notable cantidad del género masculino de ese país, lo que permite ese gran congestionamiento humano. Eso es entrando por emergencia, sin contar las horas de visitas, a pesar de que existen centros de atenciones primarias.
Ese hospital luce bien organizado a lo interno, reina un gran estado de higiene, se advierte una muy buena actitud por los médicos, enfermeras y personal de apoyo por atender los pacientes, pero resulta insuficiente por la cantidad de personas que allí acuden.
El viacrucis, comienza en la puerta de EMERGENCIA. ¡Ay, mi madre! La caminata interna que usted tiene que realizar, es enorme, porque resulta que el médico que le atiende para determinar que le ocurre al paciente, le indica que debe ir al laboratorio, a radiografía o tomografía, pero el ejército de personas que están delante. Usted no se lo imagina.
Ahí comienza usted a amortiguar su desesperación, cuando escucha decir a personas que están en ese centro desde tempranas horas de la mañana y todavía están dando vueltas y que ocupan la manecilla de su reloj de manera completa, porque según afirmaron ya desde las 5:00 de la mañana por tomar turnos delanteros llegan al hospital y permanecen allí por muchas horas. Yo llegué a la 1:30 de la tarde y salí a las 11:00 de la noche.
Una persona que me vio gran parte de la tarde y la noche, envuelto en el hormiguero humano, me dijo, que porqué yo no usaba algo como la influencia que le brinda a uno la profesión de ser comunicador, le expresé que yo era un ciudadano igual que los que estaban en la fila y además me quería percatar del suplicio que se pasa en los centros de salud, donde tienen que acudir las clases más pobres de nuestro país en procura de mejorar su salud.
Lo que, si pude apreciar, fue la entrega de médicos y enfermeras por brindar un humanitario servicio a los parroquianos que allí acuden y sobre todo el material de apoyo como lo es el personal de limpieza, pero estimo, que ese centro de salud construido cuando la provincia no alcanzaba en habitantes a lo que somos hoy, ya resulta insuficiente para brindar tan importante servicio.
Aunque ese centro fue remodelado, me dicen que la cantidad de camas que existían en ese centro fueron reducidas con un porcentaje bastante elevado, lo que no permite que puedan internar una mayor cantidad de personas que allí acuden esperanzados en su mejoría.
En el Ricardo Limardo, se adiestran una apreciable cantidad de médicos jóvenes que se especiacializan en una rama de la medicina que se conoce como EMERGENCIOLOGIA y si bien es cierto que en busca de salud, se apersonan unas innúmeras cantidad de personas con diferentes enfermedades, lo que le sirve a esos médicos su aprendizaje para su carrera en el futuro, no es menos cierto, que en un centro de salud moderno y con mayores especialidades y no desenvolverse de manera tan precaria, de seguro que estos saldrían con mayor formación de esa escuela que funciona en el mencionado centro de salud.
Los pueblos tienen muchos problemas, sobre todo la parte más vulnerable de nuestro país y aunque estamos necesitados de escuelas, politécnicos, carreteras, caminos vecinales, pienso que dentro de los primeros reclamos que debemos realizar la mayoría de los habitantes de nuestras regiones son los centros educativos y de salud, sobre todo ahora con tantos problemas con la Seguridad Social.
Me identifico con aquellos que conocen esa realidad y claman para que a Puerto Plata se le construya un HOSPITAL REGIONAL. Terrenos hay de sobra, antes de que se los repartan “los Rodrigo de Triana”.