Lo Inimaginable

Ultima Actualización: viernes, 10 de febrero de 2023. Por: Maria Cristina Gonzales

Las noticias e informaciones eran toda una novedad por la manera de conducir, producir con una imagen impecable para la época.

Recuerdo perfectamente la década de los ochentas cuando un noticiario internacional impactaba la audiencia televisiva con programas enlatados y contenido en directo. Las noticias e informaciones eran toda una novedad por la manera de conducir, producir  con una imagen  impecable para la época.

En ese noticiario, se informaba con frecuencia sobre la ocurrencia de crímenes y secuestros en países del Norte, Centro y Sur América, en ese tiempo la narración de los hechos noticiosos eran escalofriantes, con imágenes de  cadáveres en estado de descomposición, secuestros, los llamados ajustes de cuentas, jueces y fiscales asesinados. Hechos que aquí eran impensables que ocurrieran en esa magnitud.

Aunque en nuestra nación en los doce años del gobierno de Joaquín Balaguer una significativa  cantidad de  jóvenes desaparecían, eran cruelmente torturados o  vilmente golpeados  por sus ideales políticos. El gobierno de turno lo hacía como manera de controlar a los disidentes. Implementaron un sistema de represión para sembrar el miedo, amedrentar como forma  de controlar la libertad de pensamiento y evitar que creciera la resistencia a quienes tenían el poder del país. Desde esa perspectiva la arbitrariedad y la violencia policial eran la respuesta gubernamental para frenar la participación de jóvenes  militantes de la izquierda que enarbolaban la bandera de la dignidad y el decoro, la resistencia al sistema que había derrocado al gobierno de Juan Bosch, llevó al país a la segunda intervención norteamericana y los años posteriores a la Revolución de Abril que seguía impregnando en los jóvenes el deseo de libertad.  El gobierno de la época a finales de los sesenta y gran parte de los años setenta usó todo tipo de represión y abuso como medio de contención. Esas muertes y desapariciones no se justifican  sin embargo existía el miedo de que el poder lo obtuvieran las clases sociales no tradicionales y esa era  una de las respuestas del sistema. Los intolerantes de la época no deseaban oposición al régimen y había que acallar todo aire de libertad política que influyera en la sociedad y afectara los intereses locales y extranjeros. Había un fin por eso los medios.

Lo que  jamás imaginé fue, que cuatro décadas después, oiría una noticia de que en Dominicana una pareja fue raptada,  posteriormente torturada y sus cuerpos aparecieron en fosas. Aunque los  motivos del rapto de la pareja no están totalmente  esclarecidos se podría pensar por la saña que en ese hecho subyace un deseo de  sentar precedente y que quede claro quienes mandan en determinados sectores. Tristemente y a raíz de estas muertes los organismos de investigación están frente a gente que decide quien vive, quien muere y quien manda. Exactamente como narraba el noticiero de los ochenta. Esas muertes dantescas y perturbadoras como la  de la pareja de Güayiba son dignas de reflexión y análisis. Porque el fin y el medio no están claros.