El pasado 22 de abril del año en curso se realizó una publicación del Observatorio de Datos del Ministerio de Interior y Policía en la que daba cuenta de que la República Dominicana es el quinto país de la región con los niveles más bajos de homicidios, post covid19  al lograr una tasa de 11.1 por cada 100 mil habitantes, lo cual la ubica en una posición muy por debajo del promedio regional de 20.4 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Sin embargo, la percepción de la población dista mucho de esta panacea, solamente en esta semana han ocurrido dos hechos notables en varias provincias del territorio nacional y en santo domingo en un caso donde fueron golpeado y amordazado en su casa   un ex senador de la Republica en su residencia.

Siempre he pensado que los políticos que son electos en el poder legislativo, los ricos empresarios y las clases que se pagan su propia seguridad nunca se imaginaron que las manos de la delincuencia común les alcanzaría a ellos y poco les ha importaba el tema, salvo cuando hay un caso extremo o de algún apellido sonoro.

En otro orden las autoridades policiales, han utilizado como medida de solución rápida los intercambios de disparos como sistema de limpieza a los presuntos delincuentes, cuando son hijos de machepa, con el inconveniente de que ese método no es sostenible en el tiempo, la fiebre no está en la sabana, la delincuencia común se alimenta de los grandes y poderosos que desde la sombra protegen la corrupción.

Al parecer aquí nadie se entera de que detrás de la delincuencia hay beneficiados. Mientras tanto los ciudadanos de a pies seguimos en la indefensión.