Es innegable, qué con la apertura de la llegada de nuevos cruceros por el puerto local, se abren nuevas esperanzas, porque si los turistas que nos visiten son bien manejados, es muy posible que la economía de nuestra región sea dinamizada y los sectores ligados al quehacer turístico, encuentren una vía por donde incrementar sus entradas económicas.
Siendo así, y confiados en la cantidad de reuniones que se han realizado por parte de nuestras autoridades, hace suponer que el paragua de esta actividad debe arropar a todo el mundo por igual y no que un reducido grupo como siempre ocurría se repartan el pastel y una notable cantidad de comerciantes dedicados por años a esta actividad, nuevamente tengan que quedarse con sus miradas lánguidas viendo pasar por sus puertas a cruceristas que los llevan narigoneados como borregos a lugares previamente comprometidos
Que no vuelvan a surgir las viejas mañas de ofrecimientos desproporcionados, que ofrecían propietarios de establecimientos comerciales a choferes y guías, para que les llevaran a los cruceristas y ellos elevar los precios de los artículos, que vendían, con el propósito de compensar las altas sumas que se ofrecían, actitud que contribuyó entre otras cosas a liquidar el bien ganado nombre de la otrora costa de Ámbar, Primer Polo de Desarrollo Turístico de la República Dominicana.
Si queremos agigantar los pasos firmes que se están dando para desarrollar esta amplia región, no matemos la gallina de los huevos de oro, debemos pensar con sensatez y un poco de igualdad. La avaricia no es buena consejera, evitemos los berrinches del pasado, mantengamos la paz social y permitamos que a todos les llegue la borona por igual.