En estos 60 años y pico de vida he aprendido seriamente a aceptar y respetar la diversidad en todos los sentidos. Me considero un demócrata a carta cabal; y rechazo la censura de donde quiera que venga. De hecho, la he sentido muy fuertemente en los últimos meses de pandemia.
Digo esto porque quiero dejar bien claro que desapruebo la tendencia de algunos a anteponer "su derecho" al derecho a la salud y la vida de los demás, de toda una comunidad, en lo referente a la vacunacion.
En esta situación global, con un mundo cerrado a toda manifestación comercial, económica y sanitaria, es una irresponsabilidad pretender mantener "su derecho" personal de escoger ser sujeto de contagio, y, por ende, ser contagioso; y con ello mantener el círculo vicioso de la epidemia de Covid-19.
Se impone la creación de una legislación que estimule el cumplimiento del deber frente a la imposición de "su derecho". Se impone establecer restricciones de acceso a aquellos que medalaganariamente deciden no vacunarse. Se impone la creación de una normativa de pasaporte de salud para los que quieren estar en espacios públicos de alta concentración: aviones, metros, autobuses públicos, cines, hoteles, parques temáticos, etc. etc.
El que decida no vacunarse, que se quede en su casa.