El día de ayer pedía disculpas al país, por la afrenta del protegido "enfermo mental" en la provincia de Puerto Plata.
Hoy pido, a todos mis amigos, puertoplateños o no, que no crucifiquen a toda una población noble, que hoy se encuentra atrapada en medio de una inoportuna e innecesaria guerra política, donde parece que solo importa buscar un culpable en la acera del frente.
¡Qué torpeza!