PUERTO PLATA.- La Procuradora Fiscal Titular de esta jurisdicción; magistrada Alba Núñez Pichardo, confirmó que ha interrogado a dos coroneles de la Policía Nacional que participaron en el allanamiento realizado el 17 de octubre pasado en una vivienda del residencial turístico La Mulata III de Sosúa, quienes son acusados de apoderarse de más de 60 millones de pesos en efectivo que hallaron en el lugar.
Núñez Pichardo aclaró que el teniente coronel Roberto Salcedo Santos y el coronel Raymundo de la Rosa Ogando, por ahora solo han sido cuestionados con relación a sendas querellas que pesan en contra de ellos, por agresiones a tiros y golpes a un alemán y un haitiano ejecutados mientras requisaban la referida residencia.
La representante del Ministerio Público dijo que fiscales adjuntos avanzan en las investigaciones sobre la alegada desaparición del dinero, en cuyo allanamiento murió de varios disparos el alemán Peter Ebert Demetrick, en tanto que el empresario alemán y propietario de la vivienda; Peter Brunck y un hijo suyo fueron detenidos.
En los momentos actuales, sendas comisiones de la Policía Nacional y la Justicia investigan el supuesto hurto de los 60 millones de pesos, situación que fue dada a conocer a las autoridades por el empresario germano Brunck en contra de los oficiales policiales Salcedo Santos y De la Rosa Ogando.
La magistrada Alba Núñez Pichardo explicó que “cuando los comisionados concluyan las pesquisas que realizan entonces ambas partes se reunirán para analizar las evidencias encontradas, para luego unificarlas y actuar en consecuencia, por lo que estamos avanzando en las averiguaciones y esperamos tener las conclusiones a manos en los próximos días”.
Asimismo, insistió en que el coronel De la Rosa Ogando ha sido cuestionado en la Fiscalía, debido a la querella presentada por un haitiano que se desempeñaba como sereno de la residencia allanada y quien alega que éste ordenó que le dispararan en ambas piernas sin ninguna necesidad.
También dicho oficial a quien apodan “El Cigarrú” es acusado por el alemán Peter Brunck de ordenar a varios subalternos que lo torturaran, mientras saqueaban la casa y cargaban con el dinero y prendas preciosas.