Odio y cada vez más odio contra nuestro País desde Haití

Ultima Actualización: jueves, 03 de marzo de 2022. Por: Rafael Hernandez

No soy anti-haitiano, es lo primero que debo aclarar, pero no soy ciego.

Haití no es un país de infelices estúpidos. No. Haití constituye una nación más o menos homogénea en cuanto a sus objetivos estratégicos y aplica sus tácticas en los momentos convenientes, para ganar cada batalla en los organismos internacionales donde tiene sus lobistas y celosos activistas, que preñados de odio contra nuestro país, sueltan sus dosis de veneno contra todos nosotros, y en este país no reaccionamos ante algo que nos pinta ante el mundo como peores que los nazis-fascistas, los camisas negras y los xenófobos cabezas raspadas que pululan por todos los países de Europa, capaces de cometer los crímenes más atroces contra los extranjeros.

 

A cada rato, la ONU a través de su teoría fusionista arraigada en su SS-KGB llamada Comisión Internacional de los Derechos Humanos, y en su división “checa” encargada de luchar contra “todo tipo de discriminación”, tiene un efectivo programa de Denuncias contra nuestro país, que no se detiene ni se detendrá hasta que este país no sea disuelto para entregárselo a los haitianos.

 

Eso es lo que estamos escuchando en estos días por una supuesta discriminación contra las parturientas haitianas, donde dicha entidad vuelve a insistir en la frescura (interviniendo groseramente en nuestros asuntos soberanos internos), de que tenemos que cambiar nuestra constitución y darle residencia permanente en el país a cada parturienta que cruce la frontera. ¡Qué bien! Lo ven ellos, pues lo van logrando poco a poco sin dar un solo centavo, pues cada parto de esos le cuesta al gobierno entre US$400.00 y 600.00 dólares que salen de los bolsillos de los más depauperados ciudadanos dominicanos, que tenemos que echarnos encima un problema que no nos concierne, porque en una segunda etapa viene el reclamo de ciudadanía para esas madres y sus hijos nacidos aquí y no nos estamos preparando para enfrentar esas situaciones dolorosas que vienen en el futuro inmediato.

 

No sabemos, ignoramos que el pueblo dominicano haya sido consultado en algún momento para que ningún Canciller del país firme acuerdos con la ONU o cualquier institución internacional que establezca la obligatoriedad de nosotros cargar con la problemática haitiana más allá de una asistencia humanitaria.

 

 

Y peor, cuentan con apoyo de los traidores de siempre que supuestamente siendo dominicanos los apoyan. ¡Qué patéticos! La Estrategia ha sido debilitar nuestra identidad nacional estableciendo una gran cantidad de su población en territorios de nuestra República, algo que viene ocurriendo desde el SXIX cuando Lilís le hizo concesiones territoriales, luego tras la muerte de Mon Cáceres volvieron a ocupar terrenos de este lado mudando pueblos enteros y buscando de padrinos a Estados Unidos y El Vaticano (Pero León X no aceptó) para celebrar un Protocolo de Arbitraje sobre los límites fronterizos, que se estuvo realizando entre 1910 y 1913 a partir de que quisieron evitar que en Pedernales se construyera un camino fronterizo dentro de nuestro territorio, el cual no fue concluido porque los Delegados Haitianos nunca estuvieron autorización para firmar nada, y su único interés fue que EE. UU. reconociera esas ocupaciones dentro de nuestro territorio como algo ya consumado.

 

 

 

 

Luego en 1929 se firmó el acuerdo fronterizo y se amojonaron los puntos clave de la frontera mediante el Tratado Bornó-Vásquez, frontera que no reconocieron, y siguieron penetrando hasta que el “sádico Trujillo, el niño lindo de los norteamericanos” asesinó una gran cantidad de ciudadanos haitianos en 1937 y se quedó muerto de la risa ante un crimen de lesa humanidad propio de Franco o Hittler. Ese hecho es la base sobre la que se fundan todas las denuncias de Odio contra este pueblo, y todavía hay psicópatas que alaban a Trujillo por eso. Luego la exigencia de la industria de la caña forjó un sistema de contratación de braceros con el compromiso de retornarlo al terminar la zafra.

 

Pero Trujillo prefirió dejarlos abandonados en los Bateyes, donde de manera natural se mezclaron con la población dominicana y hoy constituyen los llamados “domínico haitianos”, que de hecho son dominicanos y nadie le ha regateado su derecho a nuestra nacionalidad. Sin embargo, muchos ilegales establecidos en los últimos años han utilizado al ONU para denunciarnos por no clasificar como dominicanos a una serie de estafadores y suplantadores de documentos de ciudadanos dominicanos, en muchos casos apoyados por “sacerdotes jesuitas” que se han prestado para reconocer hasta treinta supuestos hijos haitianos con tal de que se les reconozca su nacionalidad oficialmente. Hemos visto caso de uno que fue llevado como testigo ejemplar ante la ONU, y sucede que ninguno de los que él alegaba que eran sus hermanos dominicanos lo conocía, ni quienes ÉL aseguraba que eran sus padres tenían tampoco conocimiento de ello. No juegan nada limpio.

Siempre algún corrupto funcionario les coge su dinero para crearle serios problemas al país declarando como dominicanos a quienes no califican como tales. Solo esperamos que el pueblo dominicano despierte de esta modorra, antes de que sea tarde y haga las suficientes marchas cívicas multitudinarias, que expresen el sentir nacional, antes de que el mundo entero nos caiga encima y desbarate este país que tanta sangre y sufrimientos nos ha costado.

Si el estilo de marcha verde fue eficiente para conquistar el poder, la MARCHA EN DEFENSA DE LA NACIONALIDAD, DEBE SERVIR PARA DESPEJAR LA SITUACIÓN Y RECOBRAR PLENA SOBERANÍA ANTE LAS PRETENSIONES DE LA ONU. Nunca se había vertido tanto veneno contra un pueblo humilde y trabajador como el pueblo dominicano. Es la hora de actuar.

Haití será nuestro vecino por siempre y tenemos que aprender Creol para entendernos con ellos, pero ellos allá y nosotros acá, dentro de lo que son las normas internacionales de convivencia pacífica.