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Ultima Actualización: sábado, 09 de octubre de 2021. Por: Jesús María Suero Álvarez

Tema: Pandora Y Prometeo (La esperanza es lo último que se pierde)

Previo a que se desataran los males que le sobrevienen a los hombres, relata la mitología griega, de que, diez años antes de que existiera la humanidad, se libró una batalla entre dos razas antagónicas de deidades, en la cual tomaron parte todos los dioses del cielo y de la tierra, por un lado los Titanes que habitaban el monte Otris ( Océano, Ceo, Hiparión, Crió, Japeto, Crono, Atlas, Los cíclopes de un solo ojo en la frente y Los Hecatonquiros los cuales tenían cien brazos y cincuenta cabezas) y los dioses Olímpicos, que reinaban en el monte Olimpo

 

Este conflicto de los dioses, ha sido recogido por los poetas de la época, como la Batalla de los Titanes, la Guerra Titánica o la Titanomaquia, donde se registra de que los titanes fueron derrotados por Zeus y sus aliados, en consecuencias, algunos de los derrotados fueron encadenados y arrojados al tártaro, el infierno más profundo, otros fueron condenados a llevar la bóveda del cielo sobre sus hombros durante toda la eternidad, mientras que a los titanes que le ayudaron a alcanzar la victoria, les permitió vivir en el Olimpo, junto con los demás dioses, siendo los favorecidos Prometeo y su hermano Epimiteo.

 

A los titanes ascendidos al Olimpo, se les dio la facultad de la creación de la vida sobre la tierra, Epimiteo se encargo de la creación de los animales y sus cualidades, mientras que Prometeo, cuando vio que ya la tierra estaba poblada de animales, lloró, porque el quería ser el primero en poblar la tierra con vida, sus lagrimas cayeron y formaron lodo, entonces se le ocurrió moldear ese lodo y crear al hombre, tan similar a los dioses como fuera posible, dotándoles de habilidades.

 

Profundamente conmovido por la suerte de los humanos, Prometeo decidió entregarles un don para que pudieran sobrevivir por sí solos y así liberarse del yugo de los dioses, Por eso, fue al taller del dios del fuego, Hefesto, y robó el fuego para los humanos. Estos agradecieron el regalo, pues garantizaba su supervivencia, en cambio Hefesto, se llenó de cólera. Los humanos comenzaron a reverenciar a Prometeo por su maravilloso regalo. Esto despertó los celos de Zeus, quien junto con Hefesto, urdió un plan para castigar al titán que se había atrevido a desafiarles. También quería vengarse de los humanos, por reverenciar a un titán y no a él, dios de dioses.

 

Cuenta el mito, que Zeus hizo que llevaran al titán hasta la piedra más horrible del Cáucaso. Allí, Hefesto lo encadenó, con la ayuda de otros dioses. Zeus envió un águila que devoró el hígado de Prometeo. En la noche este órgano volvía a crecer y al día siguiente nuevamente regresaba el águila para repetir el castigo eternamente. Los lamentos de Prometeo se escuchaban en todo el planeta, hasta que Hércules mato con una flecha al Águila y así libero a Prometeo de su tormento.

 

Para la osadía de los humanos, el plan para castigarlos también fue muy cruel. Zeus junto a Hefesto tomó un bloque de piedra y esculpió una mujer, a la que llamó Pandora. Le otorgó la belleza de las diosas y la astucia de los dioses. También la dotó de una curiosidad insaciable. Luego la envió para que sedujera a Epimiteo, quien cayó rendido a sus pies. Pandora llevaba un ánfora (caja). En ella, los dioses habían depositado todos los males del planeta: la ira, el crimen, la injusticia, la locura, la enfermedad… todo lo malo que hubiese.

 

En la caja solo se encerraba un bien: la esperanza, pero estaba al fondo, donde nadie la viera. Los dioses le advirtieron a Pandora que no abriera la caja por ningún motivo. Sabían que, por su curiosidad, no les iba a obedecer, de este modo, Pandora abrió la caja y entonces escaparon todos los males del planeta para repartirse entre los hombres. Cuando ella se dio cuenta de esto, cerró la caja. Lo único que quedó dentro de ella fue la esperanza.

 

Es por eso que hoy en día, en el lenguaje popular, se suele decir, de que la esperanza es lo último que se pierde, cuando algo nos agobia grandemente, con este mito los griegos, nos muestran de que la esperanza es un estado de fe y ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables relacionados con eventos o circunstancias de la propia vida o el mundo en su conjunto.