Tema: Frenemos los Linchamientos

Me produce espanto, y mi alma se encrespa de horror, al contemplar, el salvajismo que ejercen miembros de la comunidad, en contra los presuntos sospechosos de haber cometido un delito, que, al ser aprehendidos en el acto por la muchedumbre, le infieren sin piedad todos tipos de castigos, hasta dejarlos en trance de muerte, si es que algunos logran resistir la andanada de golpes de esa horda primitiva.

Resulta muy alarmante y me mueve a preocupación la forma tan cruda, aberrante e insensible de cómo se difunden por los medios de comunicación este tipo de acto, como si se tratara de un evento deportivo, resulta penoso también, ver como para una gran parte de la sociedad civil dominicana, se acepta como algo natural esta atrocidad colectiva, sin ningún tipo de resquemor, incluyendo a las autoridades oficiales, que se muestran indiferente sobre este acto ilícito de justicia extrajudicial.

 Este fenómeno social, entre otros actos espeluznantes que ocurren con frecuencia en nuestro país, deben ser objetos de estudios por los profesionales de la sociología y demás ciencias sociales auxiliares, para saber, que le ocurre a la sociedad dominicana que cada día se deshumaniza, se torna irracional y altamente violenta, como si estuviéramos en la era de la peor versión del ojo por ojo y diente por diente, pero basada en la ley de la selva, con la mentalidad del viejo Oste de los Estados Unidos, donde impera la total impunidad y la justificación de las ejecuciones tumultuaria.

 Ese proceder extrajudicial e incivilizado, con la intención de aplicarse justicia por sus propias manos, debe ser corregido por las autoridades correspondientes, sometiendo a la justicia a los ejecutores del arresto colectivo que se extralimitan de su deber como ciudadano, a los cuales, sólo se les permite entregar inmediatamente a la persona sorprendida en flagrante delio, a la autoridad más cercana, pero no se pueden auto-subrogar la facultad del ius puniendo, la cual será siempre una potestad del Estado, no están autorizados a torturar, ni a matar impunemente, paremos los linchamientos, haciendo una investigación objetiva, que nos permita identificar a los responsables entre la multitud asistente, para que sean juzgadas, se les apliquen las penas, sanciones y medidas de seguridad, siempre previstas en la ley (tipificadas) si se les considera culpables.