A menudo he descubierto tatuajes en áreas ocultas y he tenido que ocultar mi desagrado.
Nadie me puede juzgar por mi rechazo a eso práctica porque asocio los tatuajes a tigerajes, vicios, inconductas, rechazo familiar, exclusión social, delincuencia. No siempre es así, pero casi siempre sospecho pertenencia a bandas de delincuentes. Respeto las excepciones.
Igual rechazo tengo para varones con aretes, colitas, pantalones rotos, el choperio de uso de un traje con tenis y uso de gorra en lugares techados. Todo eso tiene que ver con el aprendizaje en el seno de mi familia y la lectura del manual de urbanidad de Carreño y texto de moral y cívica que desaparecieron de las escuelas.
TODO ES DEL COLOR DEL CRISTAL CON QUE SE MIRA. ES UN ASUNTO DE EDUCACIÓN PERSONAL Y DE CONSCIENCIA