Anhelando lo olvidado.

Ultima Actualización: domingo, 21 de marzo de 2021. Por: Jaro .

Por: Jaro.

Te olvidé?

 

Pues sinceramente no sé. Tu recuerdo es solo una vaga imagen en silueta lejana de un rostro apagado, más bien  cenizas de aquella llama de pasión frenética, arena nocturna de una duna ventosa.

 

Me repuse?

 

Pues bien! Nadie se repone de aquellas cicatrices de guerra que tatúan física y sentimentalmente el alma, pero que el cuerpo lleva con orgullo al defender u ofender al enemigo en que te convertiste.

 

Me alegré?

 

Pues nadie se alegra de ver el enemigo caído, con mucho más razón si soy quien ha mordido el polvo de la derrota inevitable mucho antes de acudir a la batalla.

 

Derrotado?

 

Pues tampoco. Si aquel ave majestuosa se levantó de sus propias cenizas, yo en muletas; gacho tuerto y manco todavía puedo erguirme con orgullo al arribar a alguna orilla pantanosa, inestable, pero aferrado a la esperanza y fe de apoyarme ante el suspiro de quien aspira o tal

vez expira.

 

Te conozco?

 

Pues ni te conocí ni te conozco, solo fuiste un manto de niebla pasajero, de estadía temporal, aprovechada ante la ausencia de calor y confundida con trazas falsas de amor.

 

Ahora descanso tranquilo con tu recuerdo fugaz de una pasión que existió en algún tramo accidentado de un camino perdido entre piedras, polvo y desdicha.

 

Y me pregunto que haráscon tu pesar ante la única imagen que te llegará de aquella experiencia tortuosa, sedienta, ardiente, nefasta, insensible e indolente que convertiste alguna vez en Amor.