La morena de los dientes de oro

Ultima Actualización: viernes, 08 de septiembre de 2017. Por: Ramiro Francisco

La morena de voluptuoso cuerpo lucía con gallardía sus hermosos cabellos ignorando tal vez que Irma, con celos desbordados iba también a hacer estragos en su bien cuidada cabellera.

La morena de voluptuoso cuerpo lucía con gallardía sus hermosos cabellos ignorando tal vez que Irma, con celos desbordados iba también a hacer estragos en su bien cuidada cabellera.

Muchos lo tomaban a chiste y como los mexicanos, pretendieron cantar sus penas y llorar sus alegrías en torno al huracán. Fueron tantos los WS, mensajes, fotos y vídeos recibidos que inducían a risas que presumimos buena parte de los dominicanos no hacían caso de las advertencias y boletines de las autoridades.

Un calor insoportable vivimos desde tempranas horas de la mañana…hasta que la velocidad del viento nos hizo recordar el peligro que se avecinaba.

Los más viejos nos cuentan que nunca habían experimentado tal situación.

Techos enteros volando por los aires. Planchas de zinc de manera peligrosa surcaban el espacio poniendo en peligro la vida humana.

Árboles frondosos que cedían ante la velocidad de Irma que lo trastornaba todo. El tránsito de vehículo era prácticamente nulo en toda la ciudad. Calles desiertas y el misterioso sonido del viento que obligaba a mantenerse refugiado en su casa.

Sentados a la mesa y en conversación familiar, un estruendoso ruido nos hizo parar del asiento. Parte del techo de un pequeño apartamento en una segunda planta decidió estrenar sus alas y volar.

El corre-corre, un “levantamiento” de los daños y tranquilos porque la vida humana no había sido tocada. El viento aceleraba cada vez más. Lluvia fuerte y esporádica. Ausencia de energía eléctrica. Al tanto de los boletines y llamadas con informaciones sobre el paso del Hurac.an Irma, en los programas de radio y televisión de la ciudad.

Y la negra que no es Tomasa su nombre, aunque no sé su verdadero, luchaba denodadamente por detener el viaje de sus alisados cabellos sin importar que la fuerte brisa levantara cortinas que dejaran ver el escenario.

Pudo más el viento que la fuerza de la joven mujer. Y sus cabellos volaron como el Pegaso de la Mitología griega. Como observó que la miraba, esbozó una forzosa sonrisa y dejo ver dos grandes dientes de oro y una cabeza al rape.

ramiro_francisco@yahoo.com