Este jueves fue asesinado para robarle, un turista alemán
que con mucha ilusión planificó sus vacaciones para disfrutar en este otrora
pueblito encantado. Tal vez dentro de horas, nos toque a nosotros o a usted que
nos lee. Aunque un alto funcionario del gobierno sostiene que es percepción de
la gente, los altos niveles de delincuencia que se registra en República
dominicana.
No me vengan a decir, que es de otros polos que mandan a
esos malandrines para hacerle daño a Puerto Plata. No creeré que es algo
fortuito y al azar por ser esta ciudad, “una de las más seguras del país”.
La alegría de sus compañeros visitantes se tornó en dolor y
desesperación. Son muchas las voces que han hecho eco de esa desgracia.
Voces (muchas de ellas) que han permanecido en silencio ante
otras muertes y hechos de sangre ocurridos en esta ciudad. Pero ahora
asesinaron a un turista, alemán.
Un ser humano extranjero. Ser humano al fin como lo es el
que habita en Los Limones, como en El Javillar. En Mono Mojao como en Los
Coquitos.
Pero el asesinado era un turista y esos viajeros deben
llevarse las más gratas experiencias para que regresen e inviten a otros.
¿Cómo evitar que esa “noticia desagradable” no trascendiera?
Si fuera por algunos “defensores del turismo” publicar esa información le hace
mucho daño a Puerto Plata.
¡Tantos foros, conferencias, charlas, encuentros, reuniones
de mesas redondas y cuadradas y rectangulares para tratar sobre seguridad que se han realizado en esta ciudad!
¡Algo anda mal! ¡Algo no cuadra! ¡Faltan o sobran algunas
piezas! Como ciudad turística y crucerista tenemos demasiados organismos de
seguridad. ¿Cuentan los mismos con el personal suficiente? ¿Debidamente entrenados?
¿Debidamente equipados? ¿Con planes de trabajo y acción definidos?
Atracos, asaltos, robos por doquier y para muchos es mejor
minimizar y ni hablar o escribir sobre eso. Quien lo hace, es enemigo de Puerto
Plata y su desarrollo.
Tal vez en la cresta de la ola por el trágico hecho ocurrido
y la repercusión de la noticia puedan ver entonces los Ministros, legisladores,
funcionarios, seguidores, simpatizantes y el mismo jefe de gobierno, un ataúd
conteniendo sus propios cuerpos o de algún familiar y ese escalofrío les haga
reflexionar sobre el gravísimo deterioro de la seguridad ciudadana en esta
tierra digna de mejor suerte.