Mamá Tingó: mártir campesina

Ultima Actualización: jueves, 29 de octubre de 2009. Por: La Redacción

El primero de noviembre se conmemora un nuevo aniversario de la muerte de la líder sindical campesina Florinda (Mamá Tingó) Soriano Muñoz, asesinada ese día en 1974 en Gualey, Hato Viejo, Yamasá, en República Dominicana.

Mamá Tingó es un símbolo de la lucha por la tierra y un ejemplo de la mujer rural en la defensa de los derechos del campesinado en toda América Latina y el Caribe.

Florinda Soriano Muñoz, Mamá Tingó, nació el 8 de noviembre de 1921, hija natural de Eusebia Soriano. Fue bautizada en la parroquia Espíritu Santo de la comunidad de Villa Mella, en Santo Domingo, el 6 de diciembre de 1922. Contrajo matrimonio con un campesino llamado Felipe con el cual procreó una familia.

Mamá Tingó era un militante de la Liga Agraria Cristiana de una comunidad de 350 familias pobres, que venían luchando por varios años por la tierra que los vio nacer y que trabajaron varias décadas, pero terratenientes y políticos disfrutaban de los títulos de propiedad, en forma mal adquirida.

Varios acontecimientos ocurrieron antes del asesinato de la líder sindical. Varios jóvenes fueron heridos, a la señora Altagracia Rosario le cortaron una oreja, decenas de campesinos de esa comunidad estuvieron en prisión en varias ocasiones, entre ellos su líder natural, Florinda Soriano Muñoz   (Mamá Tingó), mujer de edad avanzada y analfabeta, pero con cualidades y autoridad suficiente para encabezar la lucha contra los desalojos injustificados.

Después de poner una querella contra el terrateniente Pablo Díaz, la sindicalista fue asesinada por Ernesto (Turín) Díaz.

La Federación Dominicana de Ligas Agrarias Cristianas (FEDELAC) y la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC) denunciaron a nivel nacional e internacional  este asesinato.

Hay que destacar la labor del periodista Juan Manuel García, quién hizo varios reportajes, antes y después del asesinato, sobre la situación de los campesinos en esa comunidad, toda la prensa nacional, radio, periódicos  y televisión destacaron ese asesinato.

Décimas, poemas y canciones resaltaron las virtudes de la líder sindical campesina, entre ella un merengue del cantante Johnny Ventura titulado: “Mamá Tingó”, y la referencia de la cantante argentina Mercedes Sosa durante el espectáculo:  “Siete  días con el Pueblo », que organizó en la República Dominicana la Central General de Trabajadores (CGT).

Pero el asesinato de Mamá Tingó no es un caso aislado en la lucha por la tierra. El 30 de junio de 1975, en Alto de Peguero, El Cuey, en El Seybo, fue asesinado Dionisio (Míster Beca)  Frías también militante de las Ligas Agrarias Cristianas.

En Honduras ocurrió la Masacre de la Talanquera, el 18 de febrero de 1972, y las Masacres de Santa Clara y Los Horcones, el 25 de junio de 1975 en Olancho, donde fueron asesinados 25 campesinos, entre ellos, dos sacerdotes. Lidia Madariaga, oriunda de Nicaragua, líder campesina, fue asesinada cuando estaba embarazada de su cuarto hijo.

 Los asesinatos de líderes campesinos en Colombia y Brasil son permanentes y en masas, siendo estos dos países los de mayores atropellos a los derechos elementales de los campesinos; pero los asesinatos también han ocurrido en diversas ocasiones en El Salvador, Guatemala, Haití, Perú y Paraguay.

 Recientemente fue asesinada en Colombia Cecilia Gallego, secretaria femenina de Acción Campesina Colombiana (ACC). También han sido asesinados otros dirigentes campesinos en otros países  latinoamericanos.

Mamá Tingó es un ejemplo de la participación de las mujeres en el sindicalismo y en la lucha para que la tierra de los hombres y mujeres que la trabajan.

Al conmemorarse un nuevo aniversario del asesinato de Mamá Tingó, rendimos  homenaje a todos los mártires agrícolas de América Latina y el Caribe, reconocemos a las mujeres trabajadoras rurales, que  trabajan  en regiones donde la lucha  por  la tierra es más peligrosa del mundo.

El sindicalismo dominicano y latinoamericano tiene a esa mujer campesina, Doña Florinda Soriano Muñoz, (Mamá Tingó), como un ejemplo de las personas organizadas.

 Anécdotas

Desde la muerte de Mamá Tingó, quien fuera un símbolo de la lucha y defensora de los derechos del campesino en América Latina y el Caribe, Juan Muñoz de la Cruz, su primo, recuerda cada año aquellas vivencias.

“Éstos eran terrenos comuneros, pero que tenían dueño. Se decía que las tierras eran de unos Marchena, pero la gente siguió trabajando”.

Vino el mayor Román, jefe de las Fuerzas Armadas y le compró dizque a la gente, vino desalojó y esta parte la cercó un tal Carbucia, no dejaban que uno trabajara y empezó esa lucha’’, cuenta Muñoz de la Cruz.

Más adelante Román vendió las tierras a Virgilio Pérez Bernard para sembrar piña, lo que activó la lucha y provocó el apresamiento por un mes de decenas de agricultores.

Luego Mamá Tingó y un señor conocido como Higinio arrendaron por un año un terreno, y llegaron los tiempos de campaña balaguerista y los políticos prometieron que repartirían la tierra. Empero lo que hicieron fue cercar los terrenos, provocando así la movilización de todos para asegurar sus terrenos con alambres de púa.

“Ella empezó a moverse por los partidos, nosotros teníamos ya la organización Liga Agraria Cristiana de la FEDELAC y estábamos afiliados a la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), que siempre defendió a los campesinos, entonces cuando se empezó a tratar de verse con los políticos y cuando ellos ganaban no daban la cara. Vio que los campesinos estábamos en lucha y entonces se unió con decisión y sin miedo, se hizo cargo de todo y se hizo dueña y vocero de todos’’, comentó el primo de 73 años de edad.

Recuerda que formó en una ocasión un movimiento de niños y ocupó la sindicatura de Yamasá en su defensa por la tierra. Sus agresores no sabían que al matarla las acciones se recrudecerían.

“Valió la pena porque se consiguieron las tierras y producen pimientas, cada quien trabaja, siembran naranjas y hay hasta granjas de pollo. Si no hubiese sido por ella fuera peor, aunque siguen los enfrentamientos entre los mismos campesinos’’.

Aunque Muñoz de la Cruz entiende que en su época la lucha valió la pena, en el poblado hay muchos intereses encontrados. En efecto, allí existen versiones de que hasta la familia de Mamá Tingó se disputa terrenos y parte de su buen nombre. Por igual, se han disgregado y nadie defiende sus ideales.

Inspirado en la valentía de Florinda Soriano (Mamá Tingó), Brígido Nolasco, profesor de primaria y quien fuera su vecino en Gualey (hoy Sabana Grande), conserva unos apuntes que escribió hace un tiempo para ella, y reconoce lo servicial que era la sindicalista campesina.

“Ella era una persona trabajadora, vendía leña a las panaderías y carne para criar dignamente a sus hijos”, refiere al remembrar la disputa de su tierra con el terrateniente Pablo Díaz, luego que ella pusiera una querella en su contra y ordenó su muerte a través del capataz Ernesto Díaz (Turín).

Fue en medio de una discusión cuando éste dispuso que le soltaran los cerdos con miras a despojarla de sus terrenos, y le dijo que de no cederlos quería que la mataran.

 “Ella y su esposo fueron donde Balaguer a ver si les cedían la tierra, pero les hacían promesa y no hacían nada, era su deseo comprarla, pero actuaron muy tarde”.

Entre sus apuntes, Brígido dice que Mamá Tingó era oriunda de San Felipe de Villa Mella;  llegó un día al lugar en que más tarde contrajo matrimonio con Felipe Muñoz, procreando siete hijos, a quienes cuidaba y protegía junto a una hermana. ‘’Ni ella ni su esposo tuvieron oportunidad de asistir a la escuela, vivían con el pan de cada día”.

Relevos

Una hija de crianza de Florinda Soriano Muñoz (Mamá Tingó), ha continuado la lucha, junto con otros compañeros y compañeras sindicalistas de la región de Yamasá;  ella se llama Jesús María de Paula, mejor conocida como “Enriqueta”.

En el año 2000 el  Programa Mundial de Alimentación (PMA), de Naciones Unidas, con motivo del Día Internacional de la Mujer, rindió homenaje a Jesús María de Paula, líder de la Federación de Mujeres Campesinas Mamá Tingó, de República Dominicana, por su labor en favor de mejorar la condición del sector campesino.

Las vivencias experimentadas por Enriqueta junto a Mamá Tingó, a pesar de su corta edad, la impulsan a continuar la lucha que iniciara la líder comunitaria y sindicalista, proponiéndose esto como meta en la vida.

En octubre  2005, el síndico del municipio Santo Domingo Norte, licenciado Daniel Carvajal Louis, develizó una tarja en honor a la heroína campesina Florinda Soriano Muñoz (Mamá Tingó), asesinada en 1974. La tarja está en la plaza del mismo nombre, en El Cruce de la Bomba, en la carretera que comunica a Yamasá con Guanuma. Al acto asistieron hijos y hermanos de Mamá Tingó, y grupos de dirigentes comunitarios.

Recientemente el gobierno dominicano designó la primera línea del Metro, de Santo Domingo, con el nombre de “MAMÁ TINGÓ”.

Mamá Tingó es un ejemplo en la lucha en defensa de los intereses de los hombres y mujeres que trabajan la tierra, para que no hayan: “Ni hombres sin tierras; ni tierras sin hombres”.