Este hecho acaecido el 3 de septiembre del 1930 precisamente 17 días después que  Rafael Leónidas Trujillo Molina asumir la Presidencia de la República junto al abogado Rafael Estrella Ureña, de vicepresidente  el 16 de agosto de ese año.

El Huracán “Batatero” como personas de ese tiempo  calificaron al fenómeno atmosférico de categoría cuatro, entró al país por la más antigua capital del continente Americano (Santo Domingo),  en hora de la tarde, dejando arruinado  y destruido  todo lo que encontró a su paso, como si anunciara a la población sobre los que le vendría después en el futuro, la tiranía más sangrienta de todo los tiempo, la de Rafael  Leónidas Trujillo Molina. 

San Zenón  fue el primer ciclón de ese tipo que marcó el terror en la población, ya que cuando se  habla de estos huracanes , la gentes se atemoriza debido a negativa experiencias vividas sobre esos fenómenos, tales como el David y George que también provocaron estragos.

Se dice que en el transcurso de San Zenón por el territorio nacional  hubo un momento de calma y la gente salieron de los refugios pensado que el peligro había pasado, pero ignoraban que era el Centro o el “ojo” del huracán que estaba pasando en eso momento,  pero volvió y azotó provocando daños y cientos de personas desaparecidas. 

La ciudad quedó prácticamente bloqueada, y las inundaciones destruyeron carreteras y puentes y el hambre y la desesperación cundieron en la población.

Hombres eran apresados por las autoridades del entonces para ponerlo a recoger los cadáveres de las personas que estaban en la calle y tenían que darle sepulturas  en fosas comunes, el hedor de los cadáveres creaba contaminación y epidemia y otros cremados en lugares distante a la capital. 

Según datos históricos  barcos de guerra proveniente de varios países acudían al país con auxilios diversos y las personas se lanzaban desesperada  a las  embarcaciones en busca de la ayuda necesaria para la supervivencia propia y la de sus hijos y familiares cercanos.

Según el destacado meteorólogo dominicano Antonio Cocco Quezada en sus escritos el “Huracán de Santo Domingo de 1930 o ciclón de San Zenón”  dice que en la madrugada del 3 de septiembre, el huracán se estimaba al sur de la isla Saona a unos 40 kilómetro (25 millas). Los barcos Coamo no lograron permanecer en puerto o entrar sufriendo.

Después del mediodía los vientos comenzaron a aumentar constantemente sobre la ciudad de Santo Domingo, del norte noreste, un indicador que se encontraba al sureste  y que se movía hacia la ciudad, además, los oleajes aumentaban constantemente y la lluvias se hacían horizontal y el agua era salada y negruzca.

En la población no había cultura de prevención y las familias no tomaron medidas para proteger sus bienes dentro de sus casas, y muchos tuvieron que buscar asilo en casas de vecinos y allegados en medio de la mayor actividad del ciclón. Las lluvias no pararon en toda la noche, convirtiéndose en una lluvia débil continúa durante todo el día cuatro.

Cocco Quezada dijo que el país recibió el primero de septiembre un cable de Washington que informaba sobre un disturbio de considerable intensidad al noreste de la isla de Martinica. 

Los primeros reportes de la presencia de San Zenón fueron los informes de las isla Barbado a Dominica, que, aunque presentaba una presión ligeramente debajo de lo normal. 

Asimismo también Puerto Rico informó de fuerte vientos aciclonado bajo esa condición.

El director del Servicio Meteorológico de la República Dominicana en ese entonces era Don Aurelio Ortiz, quien dio el aviso correspondiente a las autoridades competente del país y a los periódicos para que se tomen las precauciones del caso. Quezada afirma que eso fue una alerta temprana.