El país está dolido, no solo de duelo

Ultima Actualización: miércoles, 09 de abril de 2025. Por: Yasmín Cid

Tenía mucho tiempo sin escribir.

Escribo cuando me nace, cuando algo me arde por dentro.

Y hoy el dolor me empujó.

La empatía me obligó.

Ver ciertas imágenes me revolvió el alma. Y escribir fue la única forma de decir lo que pienso, lo que siento, lo que no quiero callar.

 

Desde la madrugada del lunes, algo se rompió en el alma del país. Lo que debía ser una noche de alegría y música se convirtió en tragedia. La discoteca Jet Set, ícono de la vida nocturna dominicana, fue escenario de una despedida que nadie esperaba. El informe preliminar del COE reporta 124 personas fallecidas.

 

Se decretaron tres días de duelo nacional.

Pero no es solo duelo: es dolor. Dolor real, íntimo, colectivo.

 

Entre las víctimas, había madres, padres, hijos, amigas, compañeros. Y también, figuras que marcaron nuestra memoria emocional, como Rubby Pérez, la voz más alta del merengue, quien murió cantando, sobre el escenario, haciendo lo que más amaba.

 

Rubby no solo fue un artista. Fue parte de nuestra historia sonora. Su voz está en nuestros recuerdos de infancia, en los cumpleaños, en las fiestas patronales, en las bodas, en la radio de los colmadones. Nos regaló canciones que nos hicieron bailar, amar, llorar.

Nos dio Volveré, Tú vas a volar, Love Her, Hazme olvidarla…

Nos dio alegría. Nos dio identidad.

Y así debemos recordarlo: cantando, sonriendo, vibrando.

 

No como lo muestran esas imágenes que hoy circulan en redes sociales.

 

Esa no es su última canción.

Ese no debe ser su último retrato.

 

Y no solo por él. Por todas las personas que murieron esa noche.

Nadie nos dio permiso para compartir sus últimos segundos. Ninguna familia merece encontrarse en internet con la imagen cruda, dolorosa y deshumanizante de su ser querido.

 

Lo que circula no es homenaje.

No es memoria.

Es morbo. Es una profunda falta de respeto.

 

Y es momento de despertar conciencia.

Revisemos a quién seguimos. Observemos qué publica la gente a la que damos espacio en nuestras redes.

 

Porque lo que una persona comparte dice más de ella que cualquier foto de perfil o frase bonita en su biografía.

 

Si alguien en tus redes ha compartido imágenes de personas fallecidas en esta tragedia: repórtalo. Elimínalo. Bloquéalo.

No por odio. Sino por dignidad.

No podemos normalizar este nivel de insensibilidad.

 

La empatía también se defiende con filtros.

Ser compasivos no es solo sentir: es actuar.

Es poner límites. Es cuidar.

 

Este artículo no lo escribí por costumbre.

Lo escribí porque me duele.

Porque al ver esa imagen de Rubby, no vi a un artista.

Vi a un ser humano.

Vi a alguien que nos dio tanto y que merecía irse con respeto.

 

Que el recuerdo no duela más que la pérdida.

Que la memoria sea limpia, humana, viva.

Que el silencio sea una forma de amor.

 

El país está de duelo, sí.

Pero más que eso:

el país está dolido.

Y cuando el dolor nos sobrepasa,

la única respuesta digna es el respeto.

El país está dolido, no solo de duelo

Por Yasmin Cid García

 

Tenía mucho tiempo sin escribir.

Escribo cuando me nace, cuando algo me arde por dentro.

Y hoy el dolor me empujó.

La empatía me obligó.

Ver ciertas imágenes me revolvió el alma. Y escribir fue la única forma de decir lo que pienso, lo que siento, lo que no quiero callar.

 

Desde la madrugada del lunes, algo se rompió en el alma del país. Lo que debía ser una noche de alegría y música se convirtió en tragedia. La discoteca Jet Set, ícono de la vida nocturna dominicana, fue escenario de una despedida que nadie esperaba. El informe preliminar del COE reporta 124 personas fallecidas.

 

Se decretaron tres días de duelo nacional.

Pero no es solo duelo: es dolor. Dolor real, íntimo, colectivo.

 

Entre las víctimas, había madres, padres, hijos, amigas, compañeros. Y también, figuras que marcaron nuestra memoria emocional, como Rubby Pérez, la voz más alta del merengue, quien murió cantando, sobre el escenario, haciendo lo que más amaba.

 

Rubby no solo fue un artista. Fue parte de nuestra historia sonora. Su voz está en nuestros recuerdos de infancia, en los cumpleaños, en las fiestas patronales, en las bodas, en la radio de los colmadones. Nos regaló canciones que nos hicieron bailar, amar, llorar.

Nos dio Volveré, Tú vas a volar, Love Her, Hazme olvidarla…

Nos dio alegría. Nos dio identidad.

Y así debemos recordarlo: cantando, sonriendo, vibrando.

 

No como lo muestran esas imágenes que hoy circulan en redes sociales.

 

Esa no es su última canción.

Ese no debe ser su último retrato.

 

Y no solo por él. Por todas las personas que murieron esa noche.

Nadie nos dio permiso para compartir sus últimos segundos. Ninguna familia merece encontrarse en internet con la imagen cruda, dolorosa y deshumanizante de su ser querido.

 

Lo que circula no es homenaje.

No es memoria.

Es morbo. Es una profunda falta de respeto.

 

Y es momento de despertar conciencia.

Revisemos a quién seguimos. Observemos qué publica la gente a la que damos espacio en nuestras redes.

 

Porque lo que una persona comparte dice más de ella que cualquier foto de perfil o frase bonita en su biografía.

 

Si alguien en tus redes ha compartido imágenes de personas fallecidas en esta tragedia: repórtalo. Elimínalo. Bloquéalo.

No por odio. Sino por dignidad.

No podemos normalizar este nivel de insensibilidad.

 

La empatía también se defiende con filtros.

Ser compasivos no es solo sentir: es actuar.

Es poner límites. Es cuidar.

 

Este artículo no lo escribí por costumbre.

Lo escribí porque me duele.

Porque al ver esa imagen de Rubby, no vi a un artista.

Vi a un ser humano.

Vi a alguien que nos dio tanto y que merecía irse con respeto.

 

Que el recuerdo no duela más que la pérdida.

Que la memoria sea limpia, humana, viva.

Que el silencio sea una forma de amor.

 

El país está de duelo, sí.

Pero más que eso:

el país está dolido.

Y cuando el dolor nos sobrepasa,

la única respuesta digna es el respeto.